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El erróneo paso del ministro boliviano

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La historia del aporte humanitario de Bolivia a la zona afectada por los temporales de la semana pasada, tuvo un fin poco positivo para el vecino país, luego de que el ministro de Defensa de la nación altiplánica, Jorge Ledezma, llegara a Copiapó con una chaqueta que llevaba la leyenda "El mar es de Bolivia". En la oportunidad, Ledezma llegó con los 30 mil litros de agua que había prometido el gobierno que encabeza Evo Morales.

El hecho se dio en medio de la discusión instalada en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, mediante la cual Bolivia pretende una salida al mar aún por sobre las prerrogativas de las que hoy hace uso, en virtud del tratado firmado por ambos países en 1904.

Como era de esperarse, la acción fue considerada como una propaganda de los intereses bolivianos en este sensible momento de las relaciones bilaterales. El canciller Heraldo Muñoz agradeció este aporte realizado a las zonas afectadas por la catástrofe, pero también fue enfático en la crítica al manifestar que la catástrofe y el dolor del norte "no se deben utilizar para propósitos políticos de la campaña comunicacional boliviana".

La actuación de Ledezma en este caso significó que antes que terminara el día, fuera removido de su cargo por el Presidente Evo Morales, quien, de paso, se disculpó por las características y alcances que puede tener un hecho claramente inconveniente en especial para Bolivia.

De hecho, fue muy claro al decir que "no podemos cometer esta clase de errores".

En un momento en el que cada una de las partes enfrentadas en este caso han sido cautelosas, sin duda que el paso de Bolivia resulta muy inconveniente y además, aventurado, en este proceso que se expone ante la corte de La Haya.

Entre ambos países existe un tratado que se encuentra en plena ejecución, particularmente por parte de nuestro país. Es por eso que la afirmación propagandística realizada por el cesado ministro de Defensa, resulta en especial inconveniente para Bolivia, en medio de un cara a cara que se ha dado con cautela.

Ni sostenible ni aceptable

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El 24 de marzo pasado, el relator de Naciones Unidas sobre Extrema Pobreza y Derechos Humanos, Sr. Philip Alston, declaró en su informe preliminar que Chile es una paradoja en materia de pobreza, pues no obstante los niveles de crecimiento económico, desarrollo y reducción de este fenómeno logrados, "persisten tasas preocupantes de pobreza y pobreza extrema, y los niveles de desigualdad son extremadamente altos, los cuales no son ni sostenibles ni aceptables".

Ni sostenibles ni aceptables. Sin embargo, basta con recorrer las calles de nuestra ciudad, mirar con atención para ver la realidad de tantas personas, y nos encontraremos con situaciones de vulneración de derechos fundamentales, que encuentran sus causas en desigualdades estructurales, en discriminación, en nuestras pobrezas del consumo a las que se refirió el padre Felipe Berríos en entrevista en este medio, y en la falta del sentido social al que se refirió San Alberto Hurtado. "El hombre con sentido social no espera que se presenten ocasiones extraordinarias para actuar. Todas las situaciones son importantes para él, pues repercuten en sus hermanos".

Las personas con discapacidad de nuestra ciudad que, no obstante sus capacidades y esfuerzo, no son contratadas para trabajar, en virtud de esta condición; las personas en situación de calle que se consumen en el alcoholismo y la soledad, muchas veces por rupturas familiares e historias de abandono; las personas que viven en campamentos, sujetas a la precariedad de sus techos y paredes, sin acceso a agua potable y que, además, en muchos casos son inmigrantes porque abandonaron sus países de origen, agobiadas por la pobreza y, en ciertos casos, por la violencia; los adultos mayores que viven el otoño de la vida en precariedad y abandono, los niños/as y adolescentes que ni estudian ni trabajan, en fin, tantas de estas personas nos interpelan con sus vidas para que digamos: ¡esto no es ni sostenible ni aceptable!

Desde la academia, las iglesias, las organizaciones sociales, el sector privado y el Estado, muchos han contribuido al desarrollo de políticas públicas que buscan superar la pobreza y la desigualdad . Hombres y mujeres ejemplares, en un tiempo de desconfianzas y desafección de la política. Que su compromiso y ejemplo nos anime a continuar su senda, no sólo con grandes obras y discursos, sino también con nuestras acciones de la vida diaria.