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Discapacitado se salvó del alud y ahora recorre a diario dos kilómetros para ayudar

Solidaridad. Quienes llegan hasta el centro del liceo El Palomar sienten que aún faltan apoyo pero hasta ahí incluso acuden personas que pese a sus limitaciones aportan en el trabajo para levantar Copiapó.
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La catástrofe registrada hace poco más de una semana en la región de Atacama ha generado múltiples inconvenientes, pero también ha sacado lo mejor de la gente que quiere ayudar para levantar la ciudad.

A pesar de la desorientación del inicio, con el transcurso de los días se organizaron diversos protocolos de seguridad y la ayuda comenzó a llegar a los lugares que se habilitaron como albergues. De ahí la importancia de los voluntarios que desinteresadamente comenzaron a llegar al centro de acopio en El liceo Palomar.

Voluntariado

Antonio Aguilera es uno de los tantos voluntarios que llegaron a ofrecer su ayuda. Cruza a diario desde el sector de Cartabío sobre su silla de rueda. Recorre más de dos kilómetro hasta llegar al sector de El Palomar donde se encuentra el centro de acopio del Gobierno. Allí forma parte del equipo de voluntarios.

"El secretario" como lo bautizaron sus compañeros de trabajo, cautivó con su energía y positivismo al resto de los voluntarios. "Soy copiapino de tomo y lomo, aunque luego de vivir unos años me fui a Iquique pero mi Copiapó no lo cambio por nada, soy más viejo que el hilo negro, acá todos me conocen", dijo Aguilera quien pese al largo trecho que debe recorrer una larga distancia solo para colaborar con quienes lo necesitan.

"Recuerdo el río años atrás cuando niños nos íbamos a bañar. Luego el 97 cuando fue la última crecida de río pero nunca fue tan grande como esto", dijo "el secretario".

Pese a que con la crecida del río perdió toda su mercadería e incluso una silla de ruedas eléctricas, no baja sus manos y continúa su trabajo.

"Fue terrible ver lo del agua. Yo tenía las cosas, mi mercadería y mi silla de ruedas guardadas en el estacionamiento de una señora amiga. Cuando me di cuenta que estaba lloviendo intenté bajar desde mi casa en la silla de ruedas pero era un verdadero río. Cruce sin pensar en el peligro y no me di cuenta que incluso mi silla casi flotaba. Un poco más abajo me ayudaron unas personas y logre salir", contó Aguilera sobre su experiencia.

El Secretario es todo un personaje en Copiapó. El hombre se dedica a la venta de banderas, juguetes y de todo cuanto haya para los niños, siempre acompañado de una bandera chilena y la de Atacama, con ellas recorre el centro y se instala habitualmente en una esquina de la Plaza de Armas de Copiapó.

Ahora, en el centro de acopio, El Secretario se mueve en su silla de ruedas nervioso entre la línea de producción y la mesa que le acondicionaron como su "oficina". Aquí debe comprobar que la cantidad de bolsas con víveres entregadas a las distintas juntas de vecinos corresponda a lo que dice la guía. Cuando el espíritu comienza a decaer "el secretario" corta el silencio con alguna broma.

"Aquí la cosa creo que está súper clara. Tenemos que apoyarnos en esta emergencia porque la sufrimos todos. Hay quienes no sufrieron mucho en lo material, esa gente no importa si son cuicos o no porque a todos los que hoy están en sus casas les invito a que tomen una pala y vengan ayudar, no cuesta nada. Somos copiapinos, somos gente de esfuerzo. Todos podemos ayudar de una u otra manera", dijo Aguilera quien se emociona cuando piensa en la gente de la tercera edad. Comentó que hay muchos abuelos que lo perdieron todo, que hoy "tienen el barro hasta el cuello", y que no tienen quién les pueda ayudar, "si yo pudiera hacerlo tomaría una pala y me iría para ayudar", agregó.

Así como Antonio Aguilera también hay otros personajes copiapinos que pese a sus limitaciones físicas llegan al centro de acopio. "Juanito" también baja desde su población en Rosario para poder llegar al Liceo del Palomar y trabajar por los damnificados.

Vecinos repartieron pescados por las calles de Copiapó y llevaron agua a Diego de Almagro y Tierra Amarilla

ayuda. La familia de Fredy Acosta comenzó a entregar víveres y agua primero en la comuna de la provincia de Chañaral, luego llegó a Paipote y entregó el pescado que lograron recolectar en Puerto Viejo.
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El tema de la solidaridad en casos de emergencias y catástrofes siempre ha estado presente en Atacama. Son los propios vecinos los que se organizan para defender sus casas, para trasladar en enfermos, y para llevar ayuda y vivieres.

Durante la emergencia climática que azotó a la región de Atacama, una familia decidió viajar hasta la localidad de Puerto Viejo con la intención de saber en qué estado se encontraban en el sector.

Fredy Acosta el jefe de familia indicó que "nuestro primer viaje fue a Diego de Almagro, subimos a dejar agua y pan. Esta tragedia deja a mucha gente muy mal parada y si nosotros podemos ayudar siempre lo vamos a hacer", contó.

El jefe de familia agregó que "nos enteramos de esta tragedia y n os quisimos trasladar hasta Puerto Viejo porque allá tenemos una cabañita y queríamos saber qué había pasado y para ver en qué condiciones se encontraban los vecinos de ese sector. Cuando llegamos nos encontramos con una agradable sorpresa porque afortunadamente ellos estaban sin novedades negativas".

Pero a esta buena noticia que recibió la familia se sumó que los pescadores lograron sacar una gran cantidad de peces, por lo que se los entregaron a la familia para que esta los pudiera repartir.

"Nos entregaron cerca de 50 kilos de pescados los que nos trajimos para poder ayudar acá en Copiapó y en Paipote así que en eso estamos".

Acosta agregó que con la ayuda "comenzamos por el callejón Francisco de Aguirre, unos dos callejones más atrás y a recorrer las calles preguntándole a la gente si querían pescado, esto porque no todos pueden salir a comprar provisiones".

La familia pretendía llegar hasta el sector de Paipote para poder entregar este alimento a las personas que no han recibido provisiones, mostrando que con un poco de organización y buena intención las cosas puede mejorar en la región de Atacama.