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Vallenar, Chañaral, El Salvador y Tierra Amarilla también fueron víctimas del frente frío en altura que golpeó la región

CIUDADES. Las precipitaciones se dejaron caer con fuerza desde pasada la medianoche del martes en Atacama. En la cordillera el fenómeno climático se manifestó con rayos, truenos y nieve en el sector de Maricunga.
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Producto del frente frío en altura distintas comunas de la región debieron enfrentar las condiciones climáticas durante la madrugada de ayer. Rayos, lluvia y nueve cayó en los sectores cordilleranos de Atacama.

Chañaral

En Chañaral las precipitaciones comenzaron a partir de las 2:30 de la madrugada. El espectáculo de truenos y relámpagos llamó la atención de los vecinos del puerto. La lluvia provocó que varias personas de la comuna sufrieran anegamientos y otros daños. Desde esa hora se activó el Comité Municipal de Emergencia encabezado por su encargado Roberto Lazo, el cual evaluó desde las primeras horas la situación de los vecinos de los distintos sectores poblacionales, así como también el cauce de las quebradas por posibles aluviones.

El Salvador

En el campamento minero la lluvias comenzaron a caer a las 5 de la madrugada y se extendieron hasta el mediodía. Estuvieron acompañadas con truenos y rayos que asombraron a los habitantes del campamento.

Los salvadoreños disfrutaron de la lluvia pero fueron principalmente los truenos y los rayos los que causaron el interés de grandes y chicos, que recordaron antiguas nevadas.

La lluvia se extendió hasta el mediodía, momento en el que los cielos se abrieron para dejar pasar los rayos del sol. Sin embargo, por la tarde, las nubes amenazaron constantemente con nuevas precipitaciones.

Vallenar

La ayuda consistente en nylon se entregó a 8 familias de la comuna. En Vallenar se registraron durante la madrugada del martes cerca de 3 milímetros de agua caída. La autoridad comunal informó además que se dispuso de la entrega de alimentación en cuatro colegios ubicados en diferentes sectores: en el sector de población Torreblanca, en la escuela Gregorio Castillo Marín y en la escuela Edmundo Quezada Araya.

Tierra Amarilla

La crecida del río comenzó cerca de las 8 de la mañana de ayer en la comuna de la calle larga . Pero el hecho curioso de la jornada fue que el gran cauce disminuyo su intensidad en su camino a Copiapó porque fueron consumidas por los numerosos boquerones realizados por las ripieras a lo largo del río, faenas que demoraron la llegada del cauce a la capital regional donde algunos curiosos lo esperaban desde las 9 de la mañana.

No fue sino hasta las 17:30 horas que llegó el caudal provocando asombro en aquellos que llegaron hasta el parque Kaukari para registrar el momento en que creció el río.

Vecinos de la toma Manuel Rodríguez sufrieron el rigor de la tormenta eléctrica

Copiapó. En Atacama la mayoría de los campamentos o tomas de terrenos están en la capital regional, Las condiciones en las que viven muchas veces son extremas y deben lidiar con el frío y el agua que se filtra por las paredes.
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Una noche intensa fue la que vivió Copiapó con la tormenta eléctrica y la lluvia caídas durante la madruga del martes.

Y si bien para algunos fue un espectáculo que pudieron observar y registrar desde sus ventanas, para otros la noche se hizo eterna con la batalla de contener el agua y soportar el frío más intenso producto de la humedad.

Los residentes de las tomas o campamentos en Copiapó sufrieron por las fuertes precipitaciones y enfrentaron el mal tiempo que se extendió por largas horas.

La toma Manuel Rodríguez es uno de los campamentos más antiguos de Copiapó. Ahí son cientos las familias que viven en una condición vulnerable y que se pasaron la noche improvisando soluciones para repeler el agua.

Testimonios

Débora Espinosa es una de esas mujeres fuertes de carácter que supo criar a sus tres hijas con el fruto de su trabajo. Sin embargo, como lo dicta la ley de la ellas tomaron otros rumbos y está mujer de 56 años quedó sola. Desde ese momento su lugar fue el campamento Manuel Rodríguez.

Pero lamentablemente las condiciones no siempre acompañan. A veces el frío pero ayer en la madrugada fue el turno del agua. Débora pasó la noche acostada sobre una cama húmeda. Logró cubrirse solo con algunas prendas y frazadas. Las cuatro paredes hechas de retazos de madera a penas la protegían de las precipitaciones que por momentos caía a cántaros.

Luego de rescatar la poca ropa seca que le quedó tras los primeros minutos de lluvia Espinosa se cubrió con un plástico celeste e intentó dormir mientras los estruendos de los rayos y relámpagos iluminaban la noche en el cerro en el campamento Manuel Rodríguez. El agua traspasó el tejado, se coló por las paredes, y mojó el plástico verde durante toda la noche.

"Llegue a vivir acá el año 2000 sino me equivocó, trabajé de temporera, es el trabajo que me tocó trabajo durante 10 o a veces 11 meses sin descansar. Es la vida del pobre. Pasé una noche a sobresaltos, entre mis tres perros que son mis compañeros. Acá la vida es difícil, sin embargo tengo a mi vecina que siempre ha sido un gran apoyo en mi vida. Hoy mi sueño es tan simple como poder dormir bajó un techo. Uno a veces logra juntar algún dinero para la compra de materiales, pero el costo de los maestros nos impide poder arreglar nuestro hogar", contó Espinosa luego de mostrar su vivienda aun húmeda por la lluvia.

Pese a saber que la situación por la que pasa es tremendamente difícil Débora sigue sonriendo y enfrenta la vida con entereza. Deja sus penas a la espera de que alguien le pueda tender una mano, mientras ayuda a su amiga del alma a preparar unas tradicionales sopaipillas que junto al habitual mate mitigarán un poco el frío de la mañana.

Miedo y Pena

Otra de las personas afectadas con este frente frío en altura fue Inés Alfaro de 63 años, quien comentó que "no he dormido nada, tan solo sentir el agua que caía ya me ponía nerviosa y ver los rayos que traspasaban todo, se veía como día acá y tanta agua corrió que terminó a los pies de la entrada de mi casa. Le pusimos de todo para pararla, incluso un vecino puso a un camión con una bomba y así lograron sacar el agua de las casas".

Alfaro agregó que "muchas veces uno piensa que estas son cosas que nos pasan por ser pobres, por no tener a nadie que nos ayude ni proteja. Vivo acá con mi nieta, ella vive al fondo del terreno con sus cachorros, tiene dos niñitos y para ella también es difícil la situación".

La mujer comentó los momentos que debió vivir junto a los suyos durante esta tormenta eléctrica que se espera continúe hoy. "Fue mucho el miedo porque el agua estaba en todas partes. Por la calle corría y se metió hasta casi dentro de mi casa. En el techo pusimos hace tiempo plástico para protegernos pero comenzó a gotear y cuando me di cuenta se había hecho una bolsa de agua que caía sobre mi cama. Tuve que cambiar las cosas pero igual se mojó mucha ropa". Según la afectada esta humedad complica a sus pequeños nietos pero lleva ya tiempo lidiando con esto porque el terreno en que vive tiene más de un año sufriendo filtraciones, las que mantienen el terreno en una constante humedad.

"La vida en los campamentos es muy difícil sobre todo cuando llueve o hace frío", agregó Alfaro.