Al parecer y, según los avezados panelistas y críticos de farándula de Intrusos de La Red, los programadores encargados de dar las cifras del ganador de Vértigo -que en cada emisión se agencian dos pasajes con todo pagado- se equivocaron al dar los cómputos. Y el triunfador del último capítulo habría sido Nacho, el finalista de MasterChef, y no Fernando Solabarrieta, el reciente despedido de Televisión Nacional. ¿Hasta cuándo el chef amateur de Conchalí tendrá que sufrir las injusticias de la vida y ser siempre el segundón? "Yo creo que la votación de Vértigo es confusa. Uno siempre vota por el que quiere, para salvar a alguien y no para eliminar", concluyó Camila Andrade en un certero comentario. Sí, porque votar para echar a un concursante es algo demasiado confuso. No se entiende. Nos da vuelta todas las perspectivas.
Y además de esta equivocación, el programa estelar del 13 estaría acumulando varios tropiezos. Se le suma a la lesión de tobillo que sufrió Edo Caroe al caer al temible foso donde se van los perdedores una serie de críticas abiertas al canal público. "El último capítulo se trató de darle como bombo a TVN", aseveró Pamela Jiles. A La "Abuela" además se le pidió la comparación de este caso con el acontecer político del país e infirió que el "caso Solabarrieta" es parecido al de Soquimich. "Es la misma operación mediática. El periodista deportivo transformó un problema contractual en algo público. Y hay que decirlo: se fue porque le querían bajar el sueldo de los dieciséis millones que ganaba, que es el sueldo ético, por lo demás, a cinco. Y como respuesta a eso", sentenció Jiles, "se saltó la lealtad laboral y fue a un programa de la competencia, que dispara todo el tiempo contra el canal público y más encima pela al lugar laboral por el que está contratado".
