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Rafael Torreblanca Dolareda: El Poeta, ingeniero y soldado

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Don Rafael Segundo Torreblanca Dolarea, nació en Copiapó, fue un poeta, ingeniero y soldado, a los 26 años de edad, murió en acto heroico en la Batalla de Alto Alianza, en Tacna, en plena Guerra del Pacífico.

Don Rafael Torreblanca Dolareda, nació el 6 de marzo de 1854, hace 161 años, en el seno de un hogar minero. Su padre, Rafael Torreblanca, se dedicaba principalmente al proceso de minerales y mantenía una planta industrial en Nantoco, cerca de Tierra Amarilla. Su madre era María Dolarea y fue el menor de once hermanos.

Estudió en la Escuela Mercantil, hasta 1866. Sus exámenes los rindió en el Liceo de Hombres de Copiapó, hoy "José Antonio Carvajal", hasta 1871. Se tituló de ingeniero Práctico de Minas. Durante su estadía en dicho establecimiento se destacó en las asignaturas de Geología, Mineralogía, Geometría Analítica, Matemáticas, Química, y Algebra.

A los 18 años, empezó a Trabajo como ensayador de metales, en 1872 asumió como Ingeniero en la planta de su padre de su padre en, pero su espíritu aventurero lo impulsó a ir a Cuba para luchar por la independencia de ese país, cuando era colonia de España. Para este efecto, viaja a Lima, donde lo disuade de tal aventura uno de sus hermanos mayores, Zacarías, a la sazón profesor del Colegio Inglés de Lima.

Al regresar a Chile, en 1879, tras la muerte de su madre, se convirtió en cateador, o sea, buscador de minerales del desierto. Ese mismo año estalló la guerra, enlistándose en el batallón Cívico de Atacama N°1. que Comandaba don Juan Martínez Bustos.

Desde su infancia había sentido una fuerte inclinación por la poesía y escribía románticos versos, que dedicaba a su amor, la joven copiapina Clementina Cobos.( se dice que su verdadero nombre era Clementina Soto, hija de un conocido y acaudalado industrial minero Apolinario Soto ), La historia de este amor está contada en forma novelada en el libro "Adiós al Séptimo de Línea", de Jorge Inostroza, escritor que admiró la figura legendaria del héroe y de su novia Clementina. En un viejo libro de la época también se reconoce que "durante muchos años no hubo corazón de mujer chilena que no palpitara de emoción al leer los sentidos versos del soldado-poeta".

Al empezar la guerra, Rafael Torreblanca parte a Caldera para encargarse de la fortificación del puerto. Pero no todo era fácil para él, pues dejaba en Copiapó a su gran amada, su novia Clementina, la cual entendió que Rafael debía recurrir al llamado de su patria. La despedida del oficial fue con unos versos que quedarían para la posteridad:

Con condiciones naturales de líder, valiente y osado, en mayo de 1879, cuando Chile se encontraba en guerra con la alianza Perú y Bolivia, se incorporó al Batallón Atacama, que se formó en Copiapó. En su primera acción de guerra, como fue el desembarco en Pisagua, con el grado de subteniente, logró destacarse como héroe, donde bajo una fuerte descarga de balas, subió hacia la cumbre del cerro Alto Hospicio, y clavó la bandera de Chile.

Ese día 2 de Noviembre de 1879, era la prueba de fuego para Torreblanca y sus hombres, y bajo una lluvia de balas mostraron al mundo entero de que están hechos los soldados chilenos. El mismo subteniente Torreblanca en carta a su hermano relata este hecho: " Gritando ¡A la Carga! Me lancé entonces, espada en mano sobre esa primera trinchera, arrastrando en pos mía sesenta soldados, los enemigos abandonaron el puesto sin que pudiéramos ponerlos al alcance del brazo. El cerro era meloso, así que llegamos ahí extenuados de fatiga. Después de algunos minutos de descanso y de fuego, asalté la primera línea del ferrocarril. Como en todas partes los bolivianos no nos esperaron. Esta tirada fue más larga que la anterior y solo me acompañaron dieciocho o veinte soldados. Aguardé un cuarto de hora que se me reunieran más soldados, aguantando y contestando el fuego que nos hacían los soldados aliados desde la carretera, distantes 30 metros sobre nuestras cabezas". Estas son palabras escritas para su hermano, en una especie de diario de vida.

La historia nos dice que Torreblanca fue el primero en llegar a la cumbre y hacer flamear la hermosa Tricolor chilena. Al llegar a Alto Hospicio, Torreblanca mandó colocar en un poste la enseña patria, para atestiguar así la victoria total a las 14:00 horas.

Habían pasado su prueba de fuego con máxima nota y Torreblanca mostraba su heroísmo y patriotismo a toda prueba.

Por esta y otras muestras de valentía del joven copiapino, el comandante del Batallón "Atacama", Juan Martínez Bustos, luego del combate de la Cuesta de Los Ángeles, escribiría: "Como un deber de gratitud y un ejemplo de estímulo me permito insistir ante Vuestra Santidad, recomendando muy particularmente al teniente Torreblanca, quien en las tres acciones de guerra en que ha tenido la gloria de tomar parte el Batallón, se ha distinguido por su valor y buenos acuerdos. En esta virtud me tomo la libertad de pedir a Vuestra Santidad. El inmediato ascenso de este Oficial para Capitán del Cuerpo".