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El desafío de los gastos de marzo

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Cuando terminan las vacaciones y se inicia el año escolar nos enfrentamos a uno de los períodos más desafiantes para el presupuesto familiar. Marzo llega con una serie de recargos que se sienten en el presupuesto de la gran mayoría de los hogares chilenos.

El pago de los permisos de circulación, la compra de los uniformes y los útiles escolares, las matrículas, la contratación del servicio de transporte escolar, el inicio de los estudios superiores, en algunos casos, con traslado de estudiantes a otras ciudades, con los consiguientes pagos implicados de pensión o arriendo de departamento. Todo esto comienza a hacer mella en el presupuesto hogareño.

También en este mes suelen manifestarse los reajustes en algunos compromisos anuales, como los arriendos. Y en abril se agregará la cancelación de la primera cuota de las contribuciones de bienes raíces.

El sitio Trabajando.com realizó el año pasado un estudio basado en una serie de encuestas, para concluir que el 79% de las familias -especialmente aquellas que tienen hijos en edad escolar- tiene en marzo más gastos que en los otros meses del año.

Solamente una minoría de los padres realiza las compras de útiles escolares y uniformes en vacaciones y la mayoría concentra los gastos en marzo, al regresar de las vacaciones. En consecuencia, durante estos días se verá la mayor afluencia de público en las tiendas y en las librerías. Todo esto, sin considerar los pagos que se arrastran desde las fiestas de fines del año pasado, en el marco de las tradicionales ofertas de pago pospuesto.

Si antes la llegada de marzo y sus gastos eran motivo para eslóganes y campañas publicitarias, hoy da pie para medir muy bien el nivel de consumo familiar, considerando todas las variables antes mencionadas.

En general, se dice que los gastos familiares en este mes pueden variar entre un 10% y un 30%, al ponderar cada uno de desembolsos típicos de marzo. De ahí que es necesario insistir en el manejo responsable de los presupuestos familiares y esperar que las familias no hayan quemado todos los recursos en las vacaciones, para poder iniciar el año de manera lo más holgada posible.