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Casi el 50% de muertes por cáncer en las Américas ocurren en forma prematura

salud. Sin embargo, muchos se pueden curar si se detectan a tiempo y tratan en forma adecuada de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

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En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, que tiene lugar el 4 de febrero, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), instó a poner en marcha intervenciones disponibles y costoeficaces para prevenir el cáncer y evitar que las personas mueran por cáncer antes de tiempo.

Bajo el lema A nuestro alcance, el Día Mundial contra el Cáncer 2015, impulsado por la de la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), busca poner de relieve la necesidad de implementar soluciones que están al alcance para lograr la meta asumida en 2013 por los países de la región y del mundo en la OPS y en la OMS, de reducir en 25% las muertes prematuras por cáncer y otras enfermedades no transmisibles para 2025.

Casi tres millones de personas son diagnosticadas con cáncer cada año en las Américas y 1,3 millones fallecen. Casi el 50% de los fallecimientos por cáncer en las Américas se producen en forma prematura, es decir, antes de los 70 años. Se estima que si no se toman acciones, los nuevos casos de cáncer podrían aumentar 30% en la próxima década.

"Todos podemos emprender acciones para que menos personas enfermen de cáncer, más lo detecten en forma temprana y accedan al tratamiento, y para que aquellas bajo tratamiento o curadas tengan una mejor calidad de vida", afirmó el director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS/OMS, Anselm Hennis.

Dejar de fumar, hacer ejercicio regularmente, mantener un peso saludable, restringir el alcohol y comer más frutas y verduras pueden prevenir la aparición de al menos un tercio de los tipos de cáncer más comunes. Pero los estilos de vida saludables requieren no solo voluntad individual sino también políticas y entornos que hagan que las opciones saludables sean las opciones fáciles de tomar.

"Tenemos que tener políticas, leyes y programas que reduzcan la exposición a los factores de riesgo del cáncer-el tabaquismo, la inactividad física, la dieta malsana, el consumo nocivo de alcohol, la obesidad-y que favorezcan cambios de comportamiento hacia estilos de vida más saludable", sostuvo el doctor Hennis. También, vacunar a las niñas de nueve a 13 años contra el virus del papiloma humano (VPH) podría prevenir alrededor de 83.000 nuevos casos de cáncer cervicouterino que ocurren cada año en la región. Evitar la exposición a productos químicos carcinógenos y a radiaciones ionizantes como los rayos solares son otras formas de protegerse del cáncer. La mayoría de los cánceres son menos letales y más tratables si se detectan en su etapa inicial. Por ese motivo, expandir y hacer accesibles y universales los métodos de detección temprana y cribado de cánceres como el de mama, cérvix y colorrectal puede contribuir a su detección precoz y tratamiento eficaz. Por ejemplo, el tamizaje y tratamiento puede reducir las defunciones por cáncer cervicouterino en un 80% o más en mujeres que fueron tamizadas, según la evidencia científica disponible. Un mayor acceso a tratamientos, medicamentos y a servicios de atención del cáncer eficientes, asequibles y de calidad, es otro pilar fundamental a la hora de lograr una curación, mejorar la calidad de la vida y disminuir la mortalidad por cáncer.

El roedor más grande del mundo tenía la mordedura de un tigre

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El "Josephoartigasia monesi", el mayor roedor conocido y que vivió hace tres millones de años, tenía una mandíbula con dientes frontales muy largos y la fuerza de la de un tigre; tenía el tamaño de un búfalo y pesaba alrededor de una tonelada, según reveló un estudio divulgado ayer en el Reino Unido.

Un equipo de investigadores británicos y uruguayos analizó las características de un cráneo del animal descubierto en Uruguay en 2007 y, mediante simulaciones de computador, estableció en 1.400 Newton la fuerza de su mordida.

El análisis, publicado en la revista Journal of Anatomy, sugiere que seguramente el roedor utilizaba esos dientes de 30 centímetros no solo para comer, sino también para desenterrar alimentos o defenderse, al igual que hacen los elefantes.

Los modelos informáticos del "Josephoartigasia monesi", que se cree que vivió en el plioceno (última época del periodo terciario) en lo que hoy es Uruguay, confirman que este pariente del conejillo de indias y el pacarana tenía el tamaño de un búfalo y pesaba en torno a una tonelada.

Según el estudio difundido ayer, aunque la fuerza del mordisco del animal era equivalente a la de un tigre, sus largos incisivos podían soportar presiones tres veces más grandes.

En la época en que vivió en Sudamérica, entre dos y cuatro millones de años atrás, proliferaban los mamíferos de gran tamaño, como los primeros mamuts.

Para analizar cómo funcionaba la mandíbula del mayor roedor conocido, los científicos hicieron un escáner del cráneo incompleto encontrado en Uruguay y lo reconstruyeron informáticamente. Después midieron la fuerza de la mandíbula con un programa que evalúa las presiones y estiramientos en objetos complejos. "Llegamos a la conclusión de que el 'Josephoartigasia monesi' debió utilizar sus incisivos para otras actividades además de para morder, como excavar para buscar alimentos o para defenderse de los depredadores", declaró el director del estudio, Philip Cox, anatomista en la Universidad de York.

Del tamaño de un búfalo

El "Josephoartigasia monesi" tenía una mandíbula con dientes muy largos y la fuerza de la de un tigre; tenía el tamaño de un búfalo y pesaba cerca de una tonelada.

Mordedura

Aunque la fuerza del mordisco del animal era equivalente a la de un tigre, sus largos incisivos podían soportar presiones tres veces más grandes.