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Malos conductores

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No es primera vez que se aborda este tema en esta tribuna, pero cada día resulta más contingente. La imprudencia al conducir que evidencian muchos conductores está llegando a límites inaceptables en las calles de Copiapó.

De esto es testigo diario cualquier ciudadano o ciudadana que transite por las arterias copiapinas. Situaciones como virajes con luz roja, verdaderas "carreras" en cuadras de no más de cien metros de extensión; automóviles que usan sistemas de luces absolutamente fuera de norma que encandilan a quienes los anteceden; el uso de escapes modificados que activan alarmas de otros autos a su paso y generan molestia en la población.

Son muchas las conductas en que incurren estos conductores, los que pareciera gozan con mantenerse al margen de la ley. Algunos transforman sus autos para participar en carreras clandestinas, que lamentablemente practican en las principales avenidas de la capital regional.

Y tal vez podría aceptarse que efectuaran estas carreras en ambientes controlados y lugares con autorización, pero lo cierto es que esta situación no se da de esta manera y más bien, al correr en la vía pública, ponen en riesgo al resto de la población.

A ello debe sumarse la actitud temeraria e irresponsable de algunos conductores de camionetas de la minería, quienes tampoco tienen problema alguno en andar a toda velocidad en calles estrechas y pasajes y transitar por Copayapu como en una persecución, eludiendo vehículos e intentando, con desesperación, llegar a sus destinos.

Insistimos. Todo esto cambiaría si la actitud de los conductores fuera mejor. Apegarse a las normas del tránsito es lo que debería ocurrir en las calles de Copiapó, pero pareciera "cool" o incluso aceptable saltarse estas normas. El problema es que con ello se pone en riesgo a la población, a otros conductores que se apegan a lo que establece la Ley de Tránsito, a peatones que nada tienen que ver con esta "choreza" que quisieran demostrar algunos choferes sin conciencia de sus actos.

¿Cómo atraer a los turistas a la región?

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En estas últimas tres décadas he sido testigo de incontables diagnósticos y estudios relacionados con la problemática del turismo regional, observando que poco se ha avanzado. Seguimos con un turismo incipiente, a pesar que Atacama cuenta con recursos turísticos para competir en el mercado. Hoy se intenta revertir esta situación con nuevas visiones para aprovechar las potencialidades existentes, pero la realidad nos dice que de nada han servido las estrategias cuando no existe un real compromiso de los protagonistas que deben asumir decisiones en este ámbito.

Los actores que deben crear las condiciones para que invierta el privado e impulsar el turismo son los municipios, pero se observa que en la mayoría de estas entidades no existe una política turística comunal, es decir, no hay una planificación anual ni recursos. Se trabaja sólo en determinadas actividades con énfasis en la temporada veraniega. Es cierto que se han hecho algunas cosas, pero falta hacer más para competir a la altura de lo que hacen nuestros vecinos en la Región de Coquimbo y la Región de Antofagasta.

Para que aquello ocurra se debe mejorar y aumentar las ofertas y su difusión, ordenar el territorio, tener visión y creatividad en la presentación de proyectos y elaborar una política turística-cultural asociativa entre comunas. Falta una integración constructiva entre el sector público y privado, que sea más dialogante, propositiva y colaborativa, única forma para implementar proyectos innovadores que mejoren estéticamente los rostros de las ciudades. Un atisbo de gestión es lo que ocurre en la comuna de Chañaral, donde una Corporación de Desarrollo, entidad de derecho privado, propone propuestas apuntadas a la diversificación de su economía. Un buen signo lo constituye su alianza con Corfo y con la Municipalidad para potenciar el emprendimiento y el turismo. Con el municipio se trabaja en un novedoso proyecto de un museo minero, obra que será un potente atractivo en términos culturales, urbanísticos y turísticos en el sector más tradicional del puerto, lo que atraerá a visitantes que buscan ofertas sugerentes o distintas. Esa es la dirección correcta. Atacama debe salir de los últimos lugares menos visitados por los turistas en el país.