Luego de tres años de lucha contra un cáncer cerebral, a las 11:41 del pasado sábado 24 de enero, cerró los ojos para dejar este mundo terrenal, el conocido y joven artista huasquino, Lorenzo Triviño González, más conocido como Lolo.
Con sus manos creó esculturas que le dieron vida y color a diferentes espacios públicos de la región de Atacama y la provincia del Huasco. Además fue profesor de innumerables habitantes de la región, que conocieron de Lorenzo, la humildad y el amor por la vida.
Fue hijo, hermano, tío, primo, amigo y profesor de arte, quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, saben lo que significó para él, la naturaleza, el amor, la vida y los colores, pues en cada obra, se puede observar esta mezcla de elementos, fue un artista visionario que creaba con lo que la naturaleza y sus cerros le entregaban. Capaz de llenar de luz y esperanza muchos rincones atacameños, Lorenzo jamás dejó de enseñar y por lo mismo cada oportunidad que tenía, demostraba que su vocación por entregar arte, valía más que cualquier otra cosa.
Funerales
El Lolo, fue velado durante la tarde del sábado y hasta la tarde del domingo, en la Capilla San Luis, la que quedaba a una cuadra de su hogar. Luego a las 17 horas, fue llevado hasta el Parque San Francisco, más conocido como Trivilandia, un lugar que él amaba y que reconoció como una de las obras más importantes para él, ahí se plasma el trabajo de una familia, la cual entrega la vida por el arte social.
En la madrugada del domingo, sus amigos y muchas personas que lo conocieron, realizaron una intervención (una de sus palabras favoritas) en el parque. Encendieron un globo, el cual tenía un significado especial para ellos, demostrar a todos, "lo alto que puede llegar a volar la materia, que es tangible…Ahora imaginemos lo lejos que ha de estar volando tu alma, pura e invisible, pero cargada de amor", fueron las palabras de uno de sus amigos.
Durante la mañana del domingo, familiares y amigos, se acercaron al Parque San Francisco, todo esto, con el motivo de llenarlo de colores y alegría para recibir el cuerpo del Lolo. Y así fue, a las 17 horas mientras el carro fúnebre llevaba su cuerpo hasta el sector donde se realizaría su misa y despedida, los cientos de vecinos de la provincia que llegaron a despedirlo, se pudieron dar cuenta de la paz y alegría que existía en aquel rincón que construyó Lorenzo junto a su padre y familiares.
Luego de dos horas de despedida, en caravana y con bocinazos, acompañaron al Lolo hasta el Cementerio de Huasco Bajo, lugar donde descansa para quien quiera ir a visitarlo.