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Mejorar la calidad de vida

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Crecen de forma alarmante los problemas de salud mental en Chile. Somos de los países con peores indicadores de patología mental y de inicio más precoz. Depresión, alcoholismo, drogadicción, suicidio. La percepción de vulnerabilidad y de descontrol nos llena de miedo: ¿si pierdo el trabajo?, ¿si mañana colapsa el metro?

Simplemente no estamos diseñados para este estilo de vida: jornadas interminables, mala alimentación, pocas horas de sueño, sedentarismo. Estamos traicionando nuestra biología a un alto costo que se ve reflejado en el aumento de problemas de salud emocional y física. Lo ratifica el Informe de la ACHS: el 48% de las licencias médicas corresponden a enfermedades psicológicas.

Las personas colapsan básicamente por dos razones o por una combinación de ellas: exceso de preocupación y/o exceso de actividades. O sea, si una persona vive anticipando problemas, incluso si tiene una buena vida, activará -por medio de su imaginación- el circuito del miedo y vivirá angustiada.

En el segundo caso, una persona que no descansa, incluso si es muy segura y ama lo que hace, terminará teniendo sintomatología similar al primer caso. El daño asociado al estrés crónico, aunque no se vea, es serio.

Las personas deben educarse en cómo funciona su mente y su biología del estrés. En mis años de ejercicio profesional la frase que más he escuchado es: "¿por qué no me enseñaron esto antes?". Debemos ser expertos en nosotros mismos y en las cosas que nos hacen bien.

Pero incluso si cada uno asume su gran responsabilidad en lograr calidad de vida y ser feliz, aún nos queda otra parte fundamental del problema y su solución. Una variable incontrolable para la mayoría que, por esa misma característica, genera más desesperanza: las condiciones de vida en general (horas trabajadas, traslados, acceso a salud, etc.)

El gasto asociado a accidentes laborales, licencias médicas y procesos de inducción es altísimo. También lo son los fármacos y tratamientos psiquiátricos y psicológicos. Es urgente educar y prevenir. No solo es negocio redondo en ahorro económico para el país, sino en ahorro de tiempo y sufrimiento para las personas. El deber está sobrevendido y el ocio desprestigiado. Si se descansara más y se mejoraran ciertas características del sistema, produciríamos más. Eso es lo que concluyen todos los estudios.

La calidad de la vida depende de la mentalidad de las personas. Pero la mentalidad de los ciudadanos necesita ser integrada en un concepto global de felicidad como país. Un país que cuida y valora a su gente. En gente que se cuida y valora su trabajo y su salud.