Es conocido por todos que Chile es uno de los países más sísmicos del planeta. Este peligroso título se ha graficado a lo largo de la historia numerosos terremotos que han azotado el territorio nacional. Sin embargo, la noche del 10 de noviembre de 1922, Atacama sufrió uno de los terremotos más desastrosos de su historia.
Numerosos historiadores de la época relataron, los momentos vividos durante aquella noche. Pese a que el movimiento telúrico se registró desde Iquique hasta Concepción, según información entregada por el gobierno de la época.
Los mayores daños se registraron en la entonces provincia de Copiapó y Coquimbo, el sismo tuvo su epicentro según los estudiosos de la época al interior de Vallenar.
El historiador Vidal Naveas recuerda que "eran exactamente las 23.55 horas del 10 de noviembre de 1922, cuando la fuerza de la tierra se hizo sentir con gran intensidad entre Vallenar y Coquimbo, aunque el sismo se sintió entre Antofagasta y Santiago. Con una duración aproximada a los 4 minutos, inicialmente se le asignó una intensidad de VIII a IX grados y, más tarde, en la escala Richter, una magnitud de 8,5, que lo ubicó como el segundo terremoto más grande en la historia sísmica del país. Su epicentro se localizó en la frontera de Chile con Argentina, a la altura de Vallenar, en lo que hoy es la comuna de Alto del Carmen, y en Tinogasta, en la Provincia de Catamarca".
Naveas recuerda que fueron más de 800 las víctimas que este terremoto dejó en Atacama, la mayoría en Vallenar, donde fallecieron 550 personas y donde solo 7 de las 740 casas existentes no registraron destrozos.
"Treinta minutos después del terremoto vino el tsunami, inundando los pueblos costeros entre Antofagasta y Chañaral" comentó Naveas.
Según el historiador, las noticias y recuerdos de este terremoto corrieron de boca en boca y por 92 años. Muchas son la versiones que se tienen, por ejemplo, el que decían que faltaban minutos para la medianoche y quienes salían de las función de teatro en Copiapó fueron los primeros en sentir este terremoto, que para aquellos tiempos se consideró un cataclismo.
Daños
"En Copiapó el terremoto volcó el péndulo de la estación sismológica, por lo que no quedaron registros instrumentales. Un 40% de las casas quedó en el suelo y otro 45% quedó en pie, pero inhabitables. El hospital, la comisaría, el Teatro Municipal 'El Rojo', la iglesia parroquial y el Liceo de Niñas quedaron destruidos. El cementerio presentaba un aspecto lamentable, debido a la destrucción de tumbas y nichos con la consiguiente exposición de los restos allí inhumados", recuerda Naveas. El estanque de agua potable que abastecía la ciudad resistió incólume gracias a su construcción de concreto armado. Sin embargo, el daño en las cañerías provocó de todos modos problemas graves de abastecimiento en los primeros días, tras el siniestro. Así relataban los cronistas de la época los daños que provocaba este terremoto en la actual región de Atacama.
Daños en Vallenar
Cuenta a historia que Vallenar se registraron grietas de hasta dos metros de profundidad. El Instituto Comercial, la Escuela Superior de Niñas, el hospital, una escuela primaria y el teatro "Prat" de la ciudad quedaron totalmente arruinados y hubo que demolerlos con el paso del tiempo. El juzgado y el edificio de Carabineros también sufrieron serios perjuicios en sus estructuras. Los daños económicos se calcularon en 30 millones de pesos de la época.
Chañaral
El escritor Omar Monroy también recordó los daños de este movimiento telúrico en el puerto. Monroy dice que los cronistas de la época afirman este devastador terremoto tuvo una magnitud de 8,5 grados en la escala de Richter, lo que provocó un tsunami desde Mejillones hasta Coquimbo, siendo arrasados los puertos de Atacama. Desde esa lúgubre fecha no ha ocurrido en la región un sismo de ese calibre".
Posteriormente, un equipo de investigadores franceses afirmó en 1990 que "antes de diez años" se produciría un gran terremoto de magnitud grado 9 en el norte de Chile. Se indicó que "el peligro mayor sería un maremoto que podría afectar las ciudades costeras chilenas". Catastrófica predicción que ha sido materia de análisis y preocupación durante estas últimas décadas, dice Monroy.
El Presidente de entonces, Arturo Alessandri, zarpó desde Valparaíso en el barco Almirante Latorre y en dos días llegó a Chañaral con ayuda para los damnificados. Recorrió personalmente la zona devastada, trayendo la ayuda estatal para los centenares de heridos. Así comenzaba la reconstrucción tras el terremoto más grande registrado en Atacama.