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Reforma al sistema de inteligencia

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Una de las cosas que resulta evidente es que Chile, o su Estado, requiere de un organismo de seguridad profesional, al igual que el resto de los países desarrollados, considerando la serie de nuevos desafíos y problemas del mundo de hoy.

En casos extremos el terrorismo, espionaje o acciones bélicas y en otros más sencillos, aspectos ligados a entregar información relevante y de calidad a la autoridad. Al parecer, el consenso político está despejado respecto de la necesidad, enfatizando que se requiere hacer algo en serio, alejado de la caricatura y las nefastas experiencias ligadas a la dictadura.

Al respecto conviene precisar al menos dos aspectos que derivan del aparente acuerdo que hoy parece tener esta idea. Por una parte, es cada vez más difícil indagar situaciones complejas, vinculadas al narcotráfico, el terrorismo, la delincuencia a gran escala o la seguridad nacional, aspectos muy presentes en nuestra cotidianidad.

Quizás la seguidilla de bombas puestas en distintos puntos de Santiago ha puesto urgencia sobre el tema sobre la mesa, por la evidente inquietud que generan.

Así las cosas, el Ministerio Público y la Agencia Nacional de Inteligencia han sido, probablemente, los principales promotores de la medida que ha encontrado eco en el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, lo cual no puede ser sorprendente.

Sin duda, el secretario de Estado debe ser el principal interesado en contar con un organismo que le provea buena información que le permita tomar anticiparse a los conflictos y evitar escaladas graves de problemas fraguadas en el anonimato y el silencio.

La seguridad pública es un tema político, de modo que errores en este ámbito, que impliquen no tener garantizada la paz social pueden resultar fatales para Peñailillo y para la serie de reformas que plantea el ejecutivo.

En detalle, la misma autoridad confirmó que la reforma al sistema de inteligencia tendrá como piso, el empleo de herramientas contempladas en la Ley de Drogas, tales como el uso de agentes encubiertos. El resto, deberá ser analizado, siempre con transparencia y experiencia comparada.