La selección de Argentina derrotó con sufrimiento a la de Bosnia por 2-1 ayer en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro, un triunfo que le sirve para tomar el mando del grupo F del Mundial de Brasil y que tuvo en Messi otra vez a uno de los puntales de los trasandinos. La albiceleste se adelantó en el marcador con un autogol del defensa Sead Kolasinac (2') y Lionel Messi anotó el segundo con una vistosa jugada personal (65'), pero los bosnios anotaron el único descuento por medio de Vedad Ibisevic a los 84', dejando en la incógnita a la numerosa hinchada argentina que se dio cita en el mítico estadio. La selección de Alejandro Sabella no dejó una buena sensación, inconexa y con una alarmante falta de chispa en muchos de los jugadores que deben alimentar el sueño del tricampeonato. Bosnia se creó algunas ocasiones para empatar en el primer tiempo, pero una genialidad de Messi terminó con las esperanzas de una selección joven que pareció pagar el noviciado en una competición en la que su fútbol no tiene historia. Sabella cambió el dibujo táctico en el inicio del segundo tiempo con los ingresos del mediocampista Fernando Gago y el delantero Gonzalo Higuaín. Y llegó al recuperación argentina. Bosnia partía en busca del empate, pero con Edin Dzeko neutralizado y Miralem Pjanic con una intermitencia que no causó estragos en la zaga argentina, apenas intentando algunos tiros de media distancia y un par de centros. A los 65 minutos, Messi amplió la ventaja con una de sus características corridas paralelas a la línea del área grande, sacando un remate que dio en un poste antes de llegar a la red.