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Colombia opta por el proceso de paz al reelegir a Santos

elecciones. Con poco más del 50% de los votos, logró imponer su política de diálogo con la guerrilla.

EFE/LEONARDO MUÑOZ

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El Presidente Juan Manuel Santos obtuvo ayer la reelección en Colombia impulsado por las alianzas políticas que logró tejer en los últimos 20 días tras perder la primera vuelta electoral y por el proceso de paz con las guerrillas del país.

En una breve intervención en un centro de convenciones de Bogotá, el candidato opositor Oscar Iván Zuluaga felicitó a Santos por su triunfo.

'Debo hacerlo por convicción democrática: en primer lugar felicitar al Presidente Santos por su triunfo', dijo Zuluaga ante decenas de seguidores y junto a su familia.

'Hemos dado una batalla llena de ideas y de propuestas y de ilusión por Colombia, una batalla enfrentando todo tipo de obstáculos, enfrentando una maquinaria estatal que tiene todo a su favor', agregó.

Contabilizadas el 99,55% de las mesas de votación de todo el país, Santos tenía 7.794.701 (50,91%) de los votos frente a 6.895.493 (45,04%) de Zuluaga.

La abstención disminuyó con respecto a la primera vuelta pero fue superior a 53%. Santos logró ganar en Bogotá y en las regiones de la costa del Caribe, mientras que Zuluaga consiguió apoyos en la zona central del país.

La sede de campaña de Santos en Bogotá comenzó al celebración de los resultados a mientras esperaba la llegada del Mandatario.

Zuluaga era una figura cercana al ex Presidente Álvaro Uribe (2002-2010), un enemigo acérrimo de las guerrillas y partidario de la vía militar para combatir a los grupos ilegales.

'Tenemos un agradecimiento con Álvaro Uribe Vélez', dijo Zuluaga. 'Él y su familia no ahorró esfuerzo para acompañarme en esta lucha. Perdimos con altura y entereza. Seguiremos en la lucha'.

Zuluaga se mostró al principio de la campaña como un férreo opositor a los diálogos de paz, aunque matizó su discurso en esta segunda fase de la campaña, llegando a proponer una negociación condicionada en la que argumentó que no toleraría 'impunidad' para los guerrilleros, exigiendo un mínimo de cárcel para sus jefes y la revisión de los acuerdos ya alcanzados en la ronda de conversaciones que se lleva a cabo en Cuba.