El Mes del Mar y las Glorias Navales atesoran en sus simbólicos días un hecho histórico que mostró el carácter y la valentía del chileno. Un notable ejemplo que es necesario recordar. Me refiero al Combate Naval de Iquique. En esa fecha, el reverendo John Robertson celebraba a mediodía su primera misa en el otrora puerto de Pan de Azúcar.
Ese año ejercía en el cargo de Intendente de Atacama el distinguido político y poeta Guillermo Matta, quien tres meses antes se había informado que cientos de chañaralinos salieron a las calles a vitorear a las fuerzas chilenas. El vecino Guillermo Thayer, refiriéndose a la toma de Antofagasta por las fuerzas chilenas, le escribió a la autoridad: 'Anoche no menos de quinientos ciudadanos con la banda de música a la cabeza, recorrieron las calles, avivando al Gobierno y llenos de contento', lo que fue emulado en el país.
Voluntarios de los asientos mineros de Las Animas, El Salado, Chañaral, Pan de Azúcar y Carrizalillo se enrolaron en el primer contingente atacameño que salió de Caldera en marzo de 1879. Un oficial del batallón 'Atacama' que llegó al pueblo de Las Animas para reclutar combatientes se encontró con un numeroso grupo de mineros que entusiastas se subieron a un tren para ir a la guerra.
Meses después en la mañana del 20 de julio de 1879, los pobladores fueron testigos del ingreso a la bahía del 'Huáscar' y 'La Unión', los que capturaron el bergantín 'Saucy Jack'. Ese día, el almirante Miguel Grau notificó al jefe militar del puerto que iba a destruir todas las lanchas fondeadas en la rada, haciéndose responsable de las represalias en caso que se hostilizara al buque peruano. Luego, el 22 de julio, nuevamente retornó a la bahía el acorazado, sacando a remolque la barca 'Adriana Lucía'. La corbeta 'Unión' entró al puerto de Pan de Azúcar y destruyó los botes y lanchas surtas en esa ensenada.
Estos sucesos que acaecieron en un puerto atacameño trae a la memoria una reflexión y un homenaje que resumo en un dicho: 'No hay vela que no se apague ni héroe que no se olvide'.