Los juristas nacionales y el propio gobierno han sido categóricos respecto a que la solicitud altiplánica no tiene fundamentos sólidos.
Bolivia seguirá empeñada en su objetivo, más allá de cualquier resultado y de argumento legal que exista al respecto. Otro problema es la asimetría de las relaciones.
Xl canciller chileno, Heraldo Muñoz, ha calificado de "artificiosa y carente de fundamento jurídico" la demanda boliviana en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el reclamo de una salida soberana al mar. El ministro advirtió también que la acción revierte un proceso de diálogo constructivo y de generación de confianza mutua que se ha privilegiado. Aquí no se trata de un diferendo limítrofe, sino de una demanda por supuestos "derechos expectaticios", subrayó.
Como se sabe, Bolivia perdió 120 mil kilómetros cuadrados de territorio y 400 kilómetros de costas durante la Guerra del Pacífico (1879-1883) y desde entonces reclama una salida al mar, una materia que parece lejos de terminar, considerando que el tema parece estar en el "ADN" de la comunidad altiplánica. Al respecto, la mirada nacional ha sido categórica. El propio Muñoz ha precisado que La Paz confunde su aspiración marítima con derechos que supuestamente obligarían a Chile a otorgarle acceso soberano al mar.
En definitiva, en las relaciones entre los Estados, lo que vale son los tratados y en particular el de 1904 que fijó las fronteras entre ambos países y las condiciones de acceso al mar.
Bajo esta premisa, parece obvio que los avances logrados hasta 2006, cuando se estableció una agenda de diálogo de 13 puntos que incluyó el reclamo marítimo, se fueron diluyendo.
Así las cosas, la presentación de la demanda contra Chile en La Haya parecía de toda lógica y la mera consecuencia de mínimos avances reales en materia de integración entre ambos estados.
En este punto, la posición nacional es monolítica: no habrá salida soberana al mar para Bolivia. Así las cosas, es difícil pensar en la profundización de las relaciones con el vecino país. Con Bolivia podemos trabajar en diversas dimensiones de la integración: corredores transfronterizos, integración física, cooperación científico-tecnológica, movilidad de personas, facilitación del turismo, medidas sanitarias y fitosanitarias, aspectos en los que todo el norte chileno puede resultar muy beneficiados.