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Corea del Sur vivió ayer con angustia y frustración el escaso progreso de las labores para rescatar a las casi 300 personas atrapadas bajo el mar en el buque Sewol, que prácticamente se dan por muertas.

De los 475 pasajeros del transbordador, 179 han sido rescatados, mientras que al menos 25 han fallecido y 282 permanecen desaparecidos, confirmaron las autoridades a las 22.00 hora local (13.00 GMT) de ayer.

Las cifras oficiales permanecieron ayer prácticamente invariables para desesperación de los familiares de las víctimas y para frustración de la opinión pública de un país que está viviendo una de las mayores tragedias humanas de su historia.

Más de 500 buzos trataron ayer sin éxito de penetrar en la nave hundida y los trabajos quedaron suspendidos por las fuertes corrientes y la nula visibilidad de las aguas sobre el suelo fangoso donde reposa volcado el Sewol, a 30 metros de profundidad. La dificultad para llevar a cabo el rescate, el largo tiempo transcurrido desde el hundimiento en la mañana del miércoles y la baja temperatura de las aguas al suroeste del país han desvanecido casi por completo las esperanzas de hallar sobrevivientes.

El barco, de varios pisos, mandó una llamada de socorro a las 9 hora local del pasado miércoles (21:00 horas del martes en Chile) cuando se dirigía a la isla de Jeju con cientos de estudiantes de una escuela de secundaria a bordo, que iban de vacaciones.

Los socorristas trabajaron toda la noche con ayuda de potentes focos, pero la violencia de las corrientes y una visibilidad reducida bajo el agua impidieron que los buceadores penetraran en el barco sumergido. "No pudieron entrar en los camarotes", indicó un portavoz de los guardacostas.

Los familiares, concentrados en un polideportivo de la cercana ciudad costera de Jindo, fueron tornando su esperanza en frustración a medida que transcurría sin avances la tensa jornada de ayer hasta recibir con gritos y protestas al primer ministro, Chung Hong-won, y la Presidenta, Park Geun-hye.