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Diálogo en Venezuela termina sin acuerdos y genera dudas

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El debate de casi seis horas entre el Gobierno y la oposición venezolana terminó ayer sin acuerdos concretos, alimentando las dudas de que el proceso de diálogo impulsado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) pueda ayudar a solucionar la crisis del país.

La primera reunión formal entre ambos bandos estuvo marcada por acusaciones y peticiones que incluyeron amnistía para los detenidos tras las protestas, soluciones a los problemas económicos y un rechazo explícito a la violencia.

Desde el oficialismo se pidió a la oposición reconocer los hechos de violencia que se han generado en muchas de las protestas que se han producido desde el pasado 12 de febrero y que hasta hoy han ocasionado 40 muertos y cientos de heridos.

Al inicio del encuentro, desarrollado con presencia de tres cancilleres de la Unasur y el nuncio apostólico en Caracas, el Presidente Nicolás Maduro sostuvo que hay que hacer un proceso que lleve a la paz y "a altísimos niveles de respeto, coexistencia, convivencia, sobre la base de la tolerancia". Aclaró que este encuentro supone un diálogo y un debate, pero que esto no implica que hará pactos o negociaciones con la oposición.

El canciller Elías Jaua señaló que esa coexistencia no significa que la oposición se va a hacer socialista o el chavismo capitalista, pero sí pueden abordar en conjunto temas sobre los cuales tienen responsabilidad conjunta como la seguridad pública o el desarrollo económico productivo. Jaua también aseguró que gracias a "la revolución" ahora el pueblo venezolano se ha incluido al Gobierno y se alimenta bien.

La oposición, representada por miembros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) reclamó, en la voz del líder Henrique Capriles, que la crisis política del país tiene su origen en la situación generada tras las elecciones presidenciales del 14 de abril y la negativa a una auditoría de los comicios. Capriles también afirmó que o se cede en "posiciones intransigentes" y se busca el diálogo, o el país "revienta", y señaló a Maduro de estar en la Presidencia "por el control" que tiene su Gobierno de las instituciones.

El diputado opositor Andrés Velázquez entregó al Presidente un proyecto de ley de amnistía en el que la oposición solicita la libertad "de todos los presos políticos", incluyendo al dirigente Leopoldo López y a los alcaldes destituidos durante las protestas, Vicenzo Scarano y Daniel Ceballos.

"Hay tiempo para la justicia y hay tiempo para el perdón, es tiempo de la justicia", replicó Maduro, al subrayar, por otra parte, que en Venezuela no se ha abusado de nadie ni hay una política de Estado para ello.

Pese a que la primera jornada de diálogo fue valorada por la región e incluso la ONU, el encuentro generó posiciones encontradas y escepticismo entre los venezolanos.

El movimiento estudiantil, principal promotor de las protestas callejeras, aseguró ayer a través de una de sus voceras, que independientemente de los diálogos, los universitarios continuarán las manifestaciones. "El movimiento estudiantil ratifica que se mantiene en las calles venezolanas de manera pacífica, pero con contundencia, exigiendo que se dé respuestas a la crisis económica social, crisis de inseguridad y el cerco comunicacional que vivimos todos los venezolanos todos los días", dijo Hilda Rubí, dirigente estudiantil de la estatal Universidad Central de Venezuela, a Radio Caracas.

Luisa Torres, un dueña de casa de 79 años, manifestó su desazón sobre el proceso de diálogo. "No tengo esperanzas. Es que tanto se habla, y seguimos en lo mismo", dijo a AP. Agregó que "no soy violenta, pero tampoco soy conformista. Quiero el bien para el país pero no estoy de acuerdo como estamos viviendo" y recordó que "en Carnaval me secuestraron una amiga y la mataron a golpes. ¿Qué quieres que te diga de lo mal que estamos cuando a uno le toca cerquita?".

Venezuela se ha visto sacudida desde febrero por protestas de universitarios y opositores, esencialmente de clase media, en contra de la desbordada inflación -que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57,3%-, el desabastecimiento de productos básicos y un alto índice de delincuencia.