E n la región de Atacama, del total de los estudiantes encuestados de II medio (3.450), el 4% de los alumnos, es decir, 138, declararon ser víctimas de acoso escolar y sentirse afectados por la situación. Esta cifra es igual al promedio nacional, que se ubicó en un 4%, lo que corresponde a 8.059 jóvenes del nivel.
La seremi de Educación, Yoris Rojas comentó que "queremos que nuestros y nuestras jóvenes se sientan seguros y acogidos al interior de los establecimientos educacionales, necesitamos erradicar estos comportamientos de los alumnos y alumnas y esta es una labor que debe trabajarse con toda la comunidad estudiantil".
Causas
Los principales motivos del acoso escolar a nivel nacional son: ser molestados por su personalidad (45%) o por alguna característica física (40%), y en menor medida por su forma de vestir o apariencia (25%) e ideas políticas (11%).
La mayor ocurrencia de este tipo de situaciones afecta de forma negativa el aprendizaje de los estudiantes. En aquellos establecimientos donde se observa una intensidad baja de acoso escolar, los alumnos obtienen, en promedio, 265 puntos en el Simce de Matemática y 266 en el de Lenguaje; mientras que en aquellos de intensidad alta alcanzan 248 y 243 puntos en cada prueba.
El secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, Sebastián Izquierdo, analizó que "en los colegios se deben generar ambientes seguros y sin violencia, porque esto impacta negativamente en el proceso de aprendizaje y rendimiento de los estudiantes, el Simce, por ejemplo, nos muestra diferencias de más de 20 puntos en la prueba de Lenguaje a favor de los alumnos que sufren menos acoso escolar en los colegios".
Atacama
En cuanto a la agresión escolar en la región, del total de establecimientos encuestados (37), se observa que un 22%, presenta una alta frecuencia de percepción de conductas agresivas recurrentes lo que equivale a 8 recintos educacionales. Esto quiere decir que los estudiantes de esos establecimientos perciben con mayor frecuencia (todos los días o varias veces a la semana) conductas agresivas tales como insultos, garabatos burlas y descalificaciones, peleas entre estudiantes, rumores mal intencionados, robos, amenazas o agresiones con armas blancas o de fuego, entre otro tipo de conductas.
En este aspecto, la cifra de la región es similar al promedio nacional, donde el 21% de los establecimientos presentan una alta frecuencia de percepción de conductas agresivas recurrentes.
pREVENCIÓN
Para prevenir estas situaciones es importante que los estudiantes sepan denunciarlas, según la encuesta, el 72% conoce la manera de hacerlo. Otro aspecto relevante es la presencia de normas de convivencia al interior de los mismos, como el manual de convivencia u otras, las que son declaradas que existen por el 74% de los alumnos.
Sobre las normas de convivencia, el 71% señala que está muy de acuerdo o de acuerdo con que estas son respetadas y el 67% dice que se aplican de forma justa. Por otra parte, el 58% afirma que las personas se tratan con respeto en su establecimiento y en cuanto a la relación profesor y estudiante, el 91% reporta que los primeros respetan a los segundos y el 63% que los estudiantes respetan a los profesores.
La encuesta también consideró la percepción de agresión escolar en 4.º básico, donde del total de establecimientos encuestados de la región (108), se observa que un 30% presentan una alta frecuencia de percepción de conductas agresivas recurrentes. Es decir, en 32 colegios se aprecia dicha situación, que a nivel nacional ocurre en el 25% de los recintos.
En el país, el 50% de los estudiantes del nivel percibe que la conducta más recurrente de agresión escolar es molestar con sobrenombres o bromas pesadas a los estudiantes y esto se percibe siempre o muchas veces; la segunda conducta más común (36%) es burlarse de otros compañeros por alguna característica física o por forma de ser.
En cuanto a resultados de aprendizaje en el país, se observan diferencias significativas en los estudiantes que asisten a establecimientos donde se percibe una mayor frecuencia de conductas agresivas recurrentes, ya que logran en promedio 238 puntos en el Simce de Matemática, 245 en Lenguaje y 235 en Historia, Geografía y Ciencias Sociales; mientras los que asisten a un establecimiento donde se percibe una menor frecuencia de conductas agresivas recurrentes, alcanzan 281, 286 y 279 puntos de promedio en cada una de las pruebas.
ENcuesta
En II.º medio la encuesta se aplicó el 6 de noviembre del año pasado a 191.489 estudiantes en 2.771 establecimientos educacionales a nivel nacional. Los alumnos tuvieron que responder de forma anónima un cuestionario.
Mientras que en 4.º básico se aplicó el 17 y 18 de octubre a 220.896 alumnos distribuidos en 7.753 establecimientos educacionales. Los estudiantes respondieron un cuestionario de forma anónima.
Desde el año pasado, la aplicación de las pruebas Simce y evaluaciones internacionales están a cargo de la Agencia de Calidad de la Educación, un organismo descentralizado que forma parte del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, cuya principal función es evaluar y orientar a los establecimientos educacionales para avanzar en lograr una mayor calidad y equidad, para que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades de recibir una educación de calidad en Chile.
"Queremos que nuestros y nuestras jóvenes se sientan seguros y acogidos al interior de los establecimientos educacionales, necesitamos erradicar estos comportamientos de los alumnos y alumnas".
Yoris Rojas
Seremi de Educación
Medición de la realidad
Para la encuesta, el acoso escolar se define como la acción u omisión de agresión u hostigamiento reiterado, realizada fuera o dentro del establecimiento educacional por estudiantes, que de forma colectiva o individual, atenten contra otro, valiéndose para ello de una situación de superioridad o de indefensión del estudiante afectado, que provoque en este último, maltrato, humillación o fundado temor. Por otra parte, la agresión se entiende como una respuesta hostil frente a un conflicto. También se asocia este término a una conducta fuera de control cuyo propósito es ganar en la relación a costa de los intereses y muchas veces de la integridad física o psicológica.