Censuras Democráticas
No solamente las dictaduras esgrimen las censuras como control social. También las democracias establecen sistemas de control de la prensa, arte y expresiones con el propósito de "proteger las conciencias de los ciudadanos". Justificaciones hay para todo, incluso para los asesinatos brutales de chilenos en la dictadura de Pinochet.
Productores de cine a instancias de la iglesia católica, designaron a Will Hays en 1922 para que controlara las películas y "organizó una verdadera maquinaria censora que reclamaba el control sobre sexualidad, moral, conductas sociales y ejercía su poder sobre guiones, personajes, diálogos, entre otros elementos de la creación cinematográfica".
El norteamericano Gregory Black realiza un estudio riguroso en "Hollywood censurado" (Universidad de Cambridge, Nueva York, 1998).
Censuran porque hay propósitos que el censurador estima son dignos de defender sobre la base de "altos propósitos" como "restaurar los ideales norteamericanos en su forma más pura", señala Black.
Ese aspecto "restaurador" se ha extendido por el planeta y en cada etapa de su desarrollo está presente: conquista del oeste por el ejército de Usa; intervención en Nicaragua; en Corea, Vietnam; golpe de estado en Chile; invasión a Irak; y ahora el caso de Siria, entre otras "restauraciones de ideales americanos".
La censura escamotea la verdad. En la década del 30 intentó prohibir la excelente película de Howard Haws, producida por el magnate Howard Hughes, "Scarface, el terror del hampa"( 1931-32). El profundo guión de Ben Hecht reflejó la podredumbre de la sociedad americana que intentaba respirar desde los desechos de la Depresión.
Enfurecido Hughes, dijo a favor de su filme: "Scarface es una acusación franca y enérgica al poder de las bandas de este país y, como tal, será un elemento importante para obligar a nuestros gobiernos estatal y federal a tomar medidas drásticas y acabar con el gansterismo es este país".