¿Retornar a la normalidad?
Es común que personas se muestren molestas en el diario vivir por las protestas, marchas, gritos emblemáticos, asaltos al comercio y paros que se advierten desde ese viernes 18 de octubre con las manifestaciones que desde el día anterior lideraron los escolares en Santiago saltando las barreras de las estaciones del Metro bajo el lema de EVADIR el pago del boleto en alza de 30 pesos.
El sábado 19 ya el clamor popular por cambios reales en la forma de vida de los chilenos estremeció a La Moneda, esta vez, sin aviones, sin rockets y sin ventanas ardiendo cuyas imágenes fueron captadas para la historia de Chile y el mundo el 11 de septiembre de 1973, por el jefe de fotografía de El Mercurio de Santiago, Juan Enrique Lira, nuestro profesor en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Norte de Antofagasta, en 1967.
Con el desconocido, para muchos, Toque de Queda, del lunes 21 de octubre se llegó a 18 fallecidos el jueves 24, logrando congregar a más de un millón 200 mil personas en la alameda de Santiago el viernes 25 y a varios millones con los enardecidos habitantes de regiones. Los militares ya estaban en las calles.
Nunca antes tanta gente. El presidente Piñera estaba demudado con su gabinete y todos los intendentes y sus seremis. Los parlamentarios se observaban entre ellos.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Cómo se atrevía esa gente a faltarle el respeto a un gobierno que había instalado a Chile en el Primer Mundo?
Ya el miércoles 30 los muertos eran 23. El 31 eran más de 4 mil heridos. 200 por balines en los ojos.Mil carabineros heridos, de acuerdo al parte oficial de la institución.
El domingo 3 de noviembre suben a muchos millones de dólares los daños en el Metro y baja la aprobación al presidente Piñera al 14 %, uno de los más escasos en el Chile Republicano.
El jueves 7 de noviembre, Piñera convoca al Consejo de Seguridad Nacional, donde están presentes representantes de Fuerzas Armadas. Sorpresa e inquietud. En regiones hay atentados: en Copiapó el 9 de noviembre, llamas en Emelat e Inacap.
Hay sospechas con eso del Congreso Constituyente para el tema de la Constitución.
¿Retornar a la normalidad? ¿Después de todo lo que ha manifestado el Pueblo en las calles?
Osman Cortés
Crisis social e institucional
Nuestra sociedad se encuentra inmersa en una crisis social e institucional que no tiene mayor precedente desde la vuelta a la democracia, por lo anterior, es de pública notoriedad que esta inestabilidad política genera ruido entre los habitantes de nuestro país que, no obstante encontrarse la mayor parte de la sociedad a favor de la movilización, existen sectores no sólo políticos, sino también sociales que critican el modo de cómo se ha llevado a cabo esta movilización.
En este sentido, debe hacerse hincapié en que la historia de las grandes transformaciones sociales en Chile ha sido siempre a punta de protestas y movilizaciones donde, lamentablemente, el emblema por la razón o la fuerza se hace más que presente en nuestra sociedad. Es ahí donde debemos atacar, al porqué nuestra democracia no funciona bajo el diálogo y el consenso pacífico; parte de la institucionalidad está, pero la voluntad política no existe.
Chile no pide volver a la normalidad alienada a la que estamos acostumbrados, se busca una vida digna para un pueblo que ya está cansado de mendigar lo que le es propio, así, resulta necesario volver a formular nuestras bases sociales, para fundar una nueva democracia.
Jeremy Ríos Mundaca
Destrucción del patrimonio
La corte Penal Internacional ha declarado como delito contra la humanidad la destrucción de patrimonio cultural y ya tiene los primeros condenados. Esto es justo después de ver que los talibanes destruyeron los budas gigantes de Afganistán y los yihadistas destruyeron Palmyra, Mosul y Timbuctú.
Pero vemos que nuestro país también tiene talibanes y yihadistas que por motivos ideológicos están destruyendo nuestro patrimonio cultural en especial descabezando estatuas. Esto aparte del daño económico específico, afecta muchísimo al desarrollo del turismo y de la inversión por la imagen incivilizada del país.
José Vargas Uribe
Surrealismo
A finales de los ´90, Darío Oses nos narra en "2010: Chile en llamas" una ficción distópica de nuestro país sumido en un neoliberalismo extremo, asaltos y contaminación. En los últimas semanas, escapadas de sus páginas, hemos visto parte de ese surrealismo.
Álvaro Lira