Llos actos registrados el fin de semana en el país marcarán un antes y un después en Chile. Aquel país alejado de los estallidos sociales, finalmente se transformará en uno en el que la violencia dejó muertos, destrucción y temor. En algún momento esto pasará y lo material será repuesto con inversiones millonarias, pero ¿cómo terminará el espíritu del país? ¿cómo terminará esta relación entre quienes defienden el actuar de vándalos justificándolos por el modelo actual y quienes rechazan hechos delictuales? ¿cómo quedará la situación entre quienes defiende la presencia de militares y quiénes no?
El país no puede terminar polarizado y volver a tiempos de antaño, porque sería un grave retroceso.
Evidentemente que el país requiere cambios profundos porque hay una rabia social que los políticos no fueron capaces de ver con un fondo insospechado, que requiere ser abordado, pero esto no significa que el asunto termine con una polarización en la que dos partes jamás llegarán a consenso, ni tampoco puede extenderse esta sensación de temor entre la ciudadanía.
Es además peligroso que la violencia se extienda porque estamos hablando de que podría terminar afectada la integridad de los vecinos. El domingo en la noche pobladores del sector Palomar concurrieron -muchos de ellos con palos- a las afueras de los supermercados Unimarc y Santa Isabel para evitar saqueos, dado que estos recintos son importantes en su vida diaria. También estuvieron en las afueras de la escuela El Palomar.
En Santiago se han visto los "chalecos amarillos" y ya han protagonizado las "detenciones ciudadanas" para evitar saqueos.
Sabemos el peligro que hay tras estas acciones no solamente en la integridad de quienes retienen a sujetos, sino que en la posibilidad de terminar detenidos por realizar acciones que son propias de funcionarios policiales.
Una crisis social puede terminar en algo igual o más grave que el daño material, en una crisis de confianza con los pares, en rencillas propias de posturas tan distantes y lo que es peor en un daño a la integridad de personas que buscan defender sus casas, el comercio u otros.