Acuerdo nacional tras crisis en el país
La reunión entre los tres poderes del Estado busca enfrentar un complicadísimo escenario. Las ganas pueden estar, pero la política debe ser capaz con dar con la "tecla" precisa y dejar de pensar en ciertas lógicas. El último gran ejemplo de uso partidista de un bien de los chilenos es la educación. La fallida acusación constitucional fue una "prueba de fuego" tanto para Chile Vamos como la oposición.
Ayer el Presidente de la República Sebastián Piñera, el presidente del Senado Jaime Quintana, el presidente de la Cámara de Diputados Iván Flores y el presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, se reunieron para sostener una reunión y abordar la llamada "crisis social" que atraviesa Chile y se llegaron a acuerdos para trabajar en soluciones prontas a por ejemplo, la paralización del alza del transporte del Metro. Se trató de un encuentro necesario, pero que hubiese sido ideal hace meses o años para analizar cuáles son realmente las necesidades de los chilenos y monitorear estados de rabia, que finalmente puedan mitigar las protestas de los ciudadanos a pie.
Pero junto a las buenas intenciones y el trabajo mancomunado se hace necesaria una asertividad para dar en la "tecla" que requieren los ciudadanos y dejar de actuar bajo lógicas partidistas que finalmente nublan el pensamiento a la hora de dar soluciones reales.
En toda crisis, salen las figuras públicas a dar la cara, pero con el paso del tiempo
en la clase política vuelven a aparecer las mismas prácticas. ¿Será por fin el tiempo que materias como educación dejen de estar en los cálculos políticos y sean una fuente de lucha partidista, que lo que menos hace es mejorarla?
Un claro ejemplo fue la fallida acusación constitucional contra la ministra Marcela Cubillos. Para sectores de la oposición, que se aprobara o no, medía el grado de fuerza de cara a las elecciones municipales y de gobernadores regionales en 2020, mientras que para Chile Vamos fue positivo que la autoridad haya salido "victoriosa" -porque ese es el concepto que ha sido ocupado- de cara a un eventual proceso eleccionario para llegar al Congreso. ¿Será la ocasión que acciones como la acusación constitucional no terminen desvirtuándose en análisis partidistas y sean una real herramienta de interpelar a los ministros?
Los ejemplos son muchos. Por ello junto a dar discursos ante la televisión de unión entre los sectores políticos, se hace necesario un cambio de mentalidad, que ponga en el centro a las personas y no a los partidos, porque al fin y al cabo la excesiva politización de ciertas materias como Educación, terminan ahondando problemas que pueden ser fácilmente solucionables, pero que terminan empantanados por cálculos que a la ciudadanía no le interesan.