Tren en Copiapó
Señor director:
El tren en Copiapó evoca cierta nostalgia, pero para algunos también un futuro prometedor, tomando en cuenta la suerte que algunos hemos tenido de poder estar en otros países donde se ha priorizado la movilización sobre rieles como medio de transporte limpio, efectivo y con gran impacto en la calidad de vida de las personas.
Lamentablemente en nuestra ciudad, durante casi 40 años, los rieles que quedaron de épocas pasadas, han sido una verdadera cicatriz, separando la urbe en dos, con bandejones dejados a su suerte y sin posibilidad de que se modernice un área con tremendo potencial, donde por ejemplo podría existir un tranvía de porte medio que transportara gente en una capital regional con las condiciones para esto (Hiroshima, para quienes les interese, es un verdadero ejemplo a seguir en este ítem).
Hoy vemos más con tristeza que con alegría, un carro que pasa haciendo un ruido insoportable durante parte del día, una puesta en escena que se acerca más a una película de bajo presupuesto, triste y de malas actuaciones, que a la promesa de revivir el tercer ferrocarril de Sudamérica.
Nuestra comunidad merece una ciudad moderna y con transporte de calidad, y no seguir anclados en carros alegóricos, contaminación acústica y basura en sus bandejones, que no ayudan en nada a construir el Copiapó que queremos.
Sebastián Barros
Modernización tributaria
Señor director:
Después de un año de tramitación, el proyecto de modernización tributaria fue despachado de la Cámara de Diputados.
Si bien gran parte de las propuestas originales -con un fuerte énfasis en simplificar la estructura tributaria y fomentar la inversión- fueron aprobadas tanto por la Comisión de Hacienda como por la sala de la Cámara (incluyendo la reintegración del sistema tributario que reestablece la equidad horizontal), existen materias fundamentales que fueron rechazadas y que debieran ser objeto de análisis por el Senado. En concreto, se rechazaron normas tendientes a mejorar la norma general antielusiva vigente, aspectos relacionados a la facultad de tasación del SII y el derecho a crédito por parte de las empresas que paguen el impuesto a la inversión regional -originado producto de las negociaciones con la oposición- equivalente al 50% del monto de la contribución, imputable contra el impuesto corporativo.
Con estos rechazos se afecta la certeza jurídica y se aumenta la carga tributaria asociada a los grandes proyectos de inversión, lo que va en contra de los mismos objetivos que persigue la iniciativa. Es de esperar que se rectifiquen dichos aspectos y que el proyecto sea despachado del Senado en un tiempo razonable para no deteriorar aún más las alicaídas expectativas.
John Henríquez, Libertad y Desarrollo
Desigualdades
Nuestro sistema educativo tiene muchas debilidades. Hay abismos profundos y desigualdades dolorosas. Pero sabemos que ningún territorio es más fértil que la infancia. Por ello es tan importante aumentar la cobertura y calidad de la educación parvularia en Chile. Solo así podremos revertir la profunda inequidad que existe entre grupos socioeconómicos, además de mejorar nuestras cifras de cobertura en los primeros años, la que apenas llega al 51%, muy por debajo de los países de la OCDE.
Hay evidencia suficiente, en todas las latitudes del conocimiento, para afirmar que la mejor inversión que un país puede hacer está en la educación inicial. La intervención educativa temprana tiene una vinculación directa en la reducción de la pobreza, en más justicia social y en una activa participación cívica. Más educación parvularia es más democracia, es más salud, es más felicidad.
Es indesmentible que la educación en los primeros años contribuye al desarrollo escolar futuro. Las niñas y niños no pueden esperar. No podemos hacer oídos sordos a esta urgencia. Ellas y ellos son nuestra prioridad. Y por eso, estamos debatiendo en el Congreso, un proyecto de ley que propone una subvención universal de calidad por 217 mil pesos, para los niños entre los 2 y 4 años.
El valor de esta subvención supone un aumento de un 67% para los establecimientos Vía Transferencia de Fondos, que hoy reciben 131 mil pesos por niño. Es un aumento que va en el camino correcto para terminar con la discriminación arbitraria que han sufrido, por años, estos jardines, en comparación con los de Junji e Integra. Pero esto no es todo: la iniciativa crea otras tres subvenciones complementarias por vulnerabilidad, ruralidad y necesidades educativas especiales. En total, un establecimiento podría llegar a los 300 mil pesos por niño. Jamás el Estado había invertido tanto en educación parvularia. Estamos hablando de un proyecto cuya inversión supera los 116 mil millones de pesos.
María José Castro, subsecretaria de Educación Parvularia