Al mediodía de ayer una nube de elementos desconocidos era la postal de Copiapó que se podía apreciar en la salida sur de la capital regional (ver foto del día), lo que provocó la preocupación de quienes pasaban por el sitio. ¿Qué estamos respirando? ¿qué lo provocaba? es la pregunta que surge. ¿Acaso es polvo? ¿son contaminantes?
Sea algo grave o no, lo ocurrido sirvió de recuerdo para otras situaciones que a la vez hacen preguntarse cuán avanzamos estamos ante la inminente llegada del Cop25, que convocará en Chile a más de 190 representantes del mundo para enfrentar el cambio climático en un evento que es considerado como el más importante que organizó Chile tras el Mundial de 1962.
Y es que más al sur Paipote ha registrado episodios de emanaciones al igual que en Tierra Amarilla, donde hay una lista de decenas de personas que han sido atendidas.
Esto y la preocupante vista de Copiapó desde la salida sur hace recordar cuán frágiles son los sistemas de monitoreo que solo en casos extremos, como el polvo postaluviones, marca niveles que terminan en preemergencia o emergencia ambiental.
¿Cuándo será que la normativa medioambiental cambie en Chile?
Un ejemplo claro es la liviandad para enfrentar acontecimientos. Enami ha dado el argumento que episodios como los de Tierra Amarilla están bajo la normativa cuando estas mismas emanaciones han provocado que personas, entre ellas niños, sean atendidos en los Cesfam.
¿Cuándo se hará un estudio que mida las reales consecuencias de la contaminación del aire y relaves no solo en Copiapó o Tierra Amarilla, sino que en Chañaral?
Los parlamentarios, por ejemplo, se deshacen en pedir explicaciones y oficios, pero no han pedido informes que muestren datos duros y concretos de los efectos en las personas.
Pero esto no se remite al aire, sino que a otros ámbitos. La cultura del reciclaje, manejo de basura, las zonas de sacrificio, la falta de una ley de cambio climático y elementos en el agua (un estudio de la Universidad Católica encontró sustancias dañinas en el agua potable de Copiapó, La Serena y Coquimbo, que podrían venir del suelo) muestran que, a pesar de que se ha potenciado su institucionalidad medioambiental, Chile sigue teniendo falencias de base. ¿Cómo se vería la imagen de Chile en el Cop25 si la justificación para un episodio es que está bajo la norma, cuando hay varios afectados? Mal pues.