La teleserie de Juan Carlos Gaete sigue sumando capítulos según transcurren los días. El paso del joven y talentoso delantero desde Cobresal a Colo Colo se ha transformado en la teleserie del momento en el ámbito deportivo, donde se ha especulado más de la cuenta sobre situaciones, llegando incluso a la falta de respeto por la intimidad y el entorno familiar del jugador, con frases de fuerte calibre en las redes sociales por su origen socioeconómico, su forma de vestir o hasta por su peinado.

Pero lo preocupante es lo que se ha reflejado en torno a su condición sicológica, según señalan, uno de los principales gatillantes en las decisiones que ha tomado últimamente el jugador, reflejando una arista poco analizada en la formación deportiva de las nuevas generaciones. La sicología deportiva es de vital importancia en el proceso formativo, considerando un mundo tan exigente en donde el sueño de ser deportista de élite se mezcla con la presión que esto genera, donde el "disfrutar" se cambia por el "cumplir". Si bien varias instituciones han adoptado la sicología deportiva como parte de su formación, aún falta internalizar esto a nivel más general, considerando cosas tan puntuales como el afrontar la frustración.

Es normal, y no por eso es bueno, ver a los padres alentando y presionando a los hijos aunque sea en partidos del fútbol amateur, lo cual no es correcto, ya que la presión que se genera debe ser en relación al crecimiento que tenga el menor, siempre teniendo presente que lo más importante es que disfrute el deporte. En ese sentido, queda mucho por hacer, y que esta teleserie que ha significado el traspaso de Juan Carlos Gaete a Colo Colo, y su deseo de volver a Colo Colo, sea una señal de alerta de la importancia que tiene la sicología en el desarrollo deportivo de las nuevas generaciones para que sueñen y disfruten al mismo tiempo el practicar una actividad física.

Descentralización y fortalecimiento regional

$10 mil millones de pesos. Esa es la cifra que anunció como subsidio el Ministerio de Transportes para evitar el alza en las tarifas del Transantiago, que, se precisó, no contará con fondos espejos para las regiones.

Este es un ejemplo más de cómo las inversiones públicas se siguen focalizando en el 2% del territorio nacional, dinámica que genera una disociación en la modernización de infraestructura, movilidad y desarrollo urbano entre la capital y las regiones, manteniendo los incentivos para que la concentración demográfica se siga profundizando -según el Censo en la región Metropolitana vive el 40,5% de la población-.

La diferencia de inversiones es evidente -sólo el subsidio al Transantiago representa el 20% de los FNDR en la región- y si realmente se quiere ocupar el territorio de manera armónica, dando los incentivos correctos, estas brechas deberían comenzar a ser cada vez menores, lo que incluye un debate serio sobre impuestos regionales.

Esto es parte de una descentralización efectiva, que impulse a que familias tomen la decisión de vivir fuera de la capital, lo que no sólo estará relacionado con mayores recursos que se transformen en obras que vayan en directo beneficio de los habitantes de una determinada región, sino que también deben existir dinámicas regionales, sobre todo en zonas como la nuestra, donde existe una población flotante significativa, para que estas personas se queden en donde trabajan y así sientan arraigo por esta tierra.

Un ejemplo paradigmático es el turno 7 x 7 en minería, que no contribuye a este objetivo, sino que incide para que Atacama sea sólo un lugar de paso. Esto también debe tener como complemento ciudades con buena calidad de vida, área en que queda mucho por avanzar, pero tenemos la responsabilidad de ser parte del proceso transformador que significa agregar valor a nuestro territorio.

En un año que estará marcado por la próxima entrada en vigencia de la ley de fortalecimiento a las regiones -que tendrá como hito principal la elección de gobernadores en 2020-, la invitación es a que seamos nosotros, los actores locales, los que trabajemos unidos para que estos cambios se transformen en desarrollo real para Atacama.