Que el fútbol vuelva a ser una fiesta familiar
Muchas definiciones del fútbol profesional actual en Chile, como los horarios en que se juega, están determinado por el nivel de violencia que se pueda generar. Existe un tema cultural muy fuerte que no se ha sabido manejar, en donde el fútbol se transformó, de cierta forma, en un catalizador de las frustraciones de las personas.
Ayer se jugó en Argentina la postergada final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate, un partido ampliamente esperado por el mundo fútbol, que se tuvo retrasar un día por culpa de la fuerte lluvia que afectó el sábado a Buenos Aires.
Pero más allá de las inclemencias del clima, que es un factor válido en todo deporte, lo que llama la atención de esta final es el entorno violento en que se ha dado, catalogando este partido como una "guerra" por parte de los hinchas.
Incluso se generaron campañas con el Papa Francisco incluido, para que exista paz y tranquilidad antes, durante y después del encuentro, demostrando que los actos violentos se transformaron en un triste "factor importante" en el desarrollo deportivo.
En Chile la situación no deja de ser distinta, en donde los estadios ya no pueden vender el aforo completo por las condiciones que tiene el Plan Estadio Seguro, que exige "colchones" entre las graderías locales y visitas.
A eso se suma que la programación de los partidos clásicos, tanto nacionales como regionales, se establecen para horarios matutinos, todo con el fin de evitar incidentes.
En el olvido quedaron aquellas jornadas en que se podía ver un Colo Colo- Universidad de Chile tranquilamente durante en la noche y en horario "prime" para la televisión.
Pero muchas hinchas culpan de estos problemas al mencionado Plan Estadio Seguro, pero la realidad es que existe un tema cultural muy fuerte que no se ha sabido manejar, en donde el fútbol se transformó, de cierta forma en un catalizador de las frustraciones de las personas. Es cosa de ir al estadio y ver como varios hinchas llenan de garabatos e insultos a jugadores rivales, locales, árbitros o dirigentes.
Es esta dinámica la que debe cambiar en Chile para que la gente pueda volver a los estadios, así disfrutar de un buen espectáculo y en completa tranquilidad.