Hace ya años que la baja en la natalidad se ha transformado en una amenaza para varios países. Ya en 2011 un estudio elaborado por las Naciones Unidas explicó que naciones como Alemania, Italia, Japón y España, entre otros, no tendrían población en el próximo milenio por este fenómeno. En Chile, según un estudio del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, en 2016 se registraron 231.749 nacimientos, lo que representó un 5,6 por ciento menos que en 2015. En Atacama, la tasa de natalidad (Nacidos vivos corregido por mil habitantes) es de 14,3 en 2015, la que se compara con 16 de 2013, según datos de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, que cita el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS).
Días atrás, el Presidente Sebastián Piñera manifestó su inquietud ante el fenómeno y anunció un proyecto de ley para incentivar la natalidad. Habló de "premiar" a las familias que tengan más hijos, sin dar mayores detalles.
La idea puede no ser suficiente ante la vorágine que vive el mundo, en donde variados factores desplazan la idea de querer un embarazo.
Si realmente se quieren frenar las cifras, se debe cambiar aquel paradigma por el cual un estado de gravidez es considerado una complicación para las empresas. En una cifra indeterminada de la cultura mundial, nacional y local, la idea de contratar a mujeres es rechazada aludiendo costos y reemplazos. Actualmente muchas mujeres evitan el embarazo por temor a no ser integradas laboralmente y a un eventual despido.
Lo laboral no es lo único. Actualmente hay aprehensiones de las mujeres hacia los embarazos tanto por las condiciones físicas que implica como por ideas totalmente válidas como querer viajar o el desarrollo profesional, entre otros.
Ante esto, ¿puede un premio ser suficiente para "competir" con ideas que han tomado fuerza? Ciertamente hacer una campaña "antiviajes", por ejemplo, sería ridículo.
Se debe apuntar, del mismo modo, a otros ámbitos como los problemas de fertilidad de los chilenos. A pesar de que afecta a un 15% de la población, muchas veces se trata de un tema tabú, especialmente para los hombres, por ello se requieren planes para facilitar el acceso a tratamientos, más allá de la cobertura de Isapre, como también apoyo en caso de pérdidas de embarazo. Hoy, en el país hay muchos mitos, falta de información y de dinero a alternativas y tratamientos, que pueden ayudar a cambiar un fenómeno que no detiene su avance.