Puede sonar raro, pero tras toda la teleserie que significó el partido definitorio de la Segunda División Profesional del 2017, en donde Melipilla logró el ascenso a Primera "B" por secretaría, ahora se escribe otro capítulo más de "conflicto" entre Deportes Vallenar y la ANFP.
Esto por el reclamo presentado por el cuadro albiverde contra Santa Cruz y General Velásquez por la mala inscripción de un preparador de arqueros, lo que significó la entrega de los puntos al elenco del Huasco y su paso a la liguilla de ascenso.
Si bien esta vez el veredicto del ente rector del fútbol profesional chileno fue en favor de Vallenar, la seguidillas de problemas en torno a la tercera categoría del balompié nacional muestran el desorden que se vive en la ANFP y el poco interés que hay con esta divisional.
Incluso, la canción de Los Prisioneros "El Baile de los que sobras" podría ser perfectamente el himno de la categoría, ya que los presidentes de los clubes no tienen ni voz ni voto en temas relevantes de la misma.
A esos se suma un reglamento de campeonato que deja espacios a especulaciones e interpretaciones que hacen olvidar lo deportivo.
Pero el desorden institucional también afecta a las otras categorías, siendo el último problema el caso de dopaje del arquero de Club de Deportes Antofagasta, Paulo Garcés, cuyo castigo fue levantado pero no informado a la FIFA, y ahora el máximo organismo del fútbol impide que el portero juegue.
Así, los enredos continúan, mientras Deportes Vallenar comienza su preparación para la liguilla de ascenso con entrenador nuevo pero con más dudas que certezas.
Lo cierto es que el problema institucional de la ANFP continúa sin solución , aunque se espera que esta vez no sea un equipo de la región de Atacama el damnificado, mientras se espera que por fin se hable solamente de fútbol en un torneo que sorprende por lo confuso.
Celebraciones Patrimoniales: el mito del origen
El mito del origen está presente en muchas de nuestras fechas importantes como Nación. Así, 1810 marca el inicio de un proceso de reformas, mientras que 1818 es el año de la firma de la Declaración de Independencia. Cada uno de estos hitos fundacionales, asimismo, ha significado la instalación de nuevos símbolos y la necesidad de su rescate patrimonial.
Hace 108 años el lugar del rito de origen estuvo centrado en la antigua zona fundacional, entre la antigua Cañada, tatuada como la Alameda, y el trazo principal del caudal del Río Mapocho, la Estación Pirque y su trazado por el oriente que posteriormente se trasformó en el Parque Bustamante y las calles aristocráticas por el poniente de Santiago.
En aquellos días el cuerpo diplomático brindó con vermouth el Centenario oficial de la República de 1910 en la Confitería Torres, en honor de los constructores del relato hegemónico del momento. Junto con este brindis, se rediseñó el nuevo eje urbanístico: la construcción del Parque Forestal, la inauguración del Museo de Bellas Artes, la Estación Mapocho, el acceso principal del Cerro Santa Lucía con el dios Neptuno y la instalación de los regalos de las colonias extranjeras radicadas en Chile. Italia con su ángel alado y su felino; Alemania con el dios Mercurio y Francia con la alegoría de la Libertad. Se trató de una nueva fundación, una fundación desde la Europa Clásica y de los modelos estéticos imperantes que se extendieron por el país en cada celebración local.
Europa trajo la gastronomía que predominó en los festines oficiales del Centenario, Velaute aux Amandes; Tournedos Rossini; Dinde roti au jus; Poulet Demi-deuil, todo esto acompañado con el Vals de la Viuda Negra. Sin embargo, en los rituales no oficiales estaba la Cazuela de Ave con Chuchoca; la Malaya Asada con ensaladas de penca, la Chicha Baya; el Chacolí y el Huachucho. Platos y brebajes que sobrevivieron a contrapelo y que hoy representan la memoria y cultura de la historia de nuestro país, convertidos en Patrimonio Inmaterial.
Las Fiestas Patrias, sin duda, son nuestra principal Celebración Patrimonial. Hoy desafían a la ciudadanía a enfrentar el futuro en un abierto diálogo intercultural. Con un país con rostro humano y sustentable para todas sus regiones, el fortalecimiento de una democracia ciudadana, y la construcción de un proyecto de sociedad de largo plazo y digno para todos los habitantes de este territorio. Para sustentar el patrimonio no solo en sus mitos de origen, sino que en una riqueza cultural viva.
José Albuccó
Académico de la Universidad Católica Silva Henríquez