El Presidente ruso, Vladimir Putin, escenificó ayer en el día grande de las maniobras "Vostok 2018" una alianza militar con China en nombre de la estabilidad en la región de Eurasia y los mayores juegos de guerra desde el fin de la Unión Soviética. La magnitud de las maniobras -una veintena de polígonos militares y 4 mil kilómetros de superficie- da una idea del potencial militar del que pueden presumir ambos países y sus planes de hacerse valer en el espacio eurasiático.
Rusia invitó a observadores y agregados militares de más de medio centenar de países, los que quedaron muy impresionados con el despliegue de armamento.
En su breve arenga a las tropas, incluso afirmó que el Ejército ruso debe estar preparado para defender la soberanía y los intereses nacionales y, en caso necesario, "apoyar a sus aliados". Recordó que rusos y chinos ya fueron aliados contra el agresor nazi durante la Segunda Guerra Mundial, aunque llegarían a enfrentarse en un breve conflicto fronterizo en 1969 que agrió las relaciones durante más de una década.
Tropas rusas y chinas se aliaron ayer en el simulacro bélico de la estepa siberiana, dos días después de que Putin y el líder del gigante asiático, Xi Jinping, acordaran combatir el "unilateralismo" estadounidense.
Nadie mencionó a EE.UU., pero es sabido que ambos rechazan la presencia de Washington en la región, sea en el Cáucaso, Asia Central o las costas chinas, en particular en Taiwán.