- Luego de que, este año, el Gobierno y la oposición desarrollaran actos conmemorativos del Golpe de Estado por separado, ¿se podrá aspirar, alguna vez, a la realización de un acto conjunto del mundo político en este tema?
- Creo que lo que tenemos que hacer es que estos actos dejen de ser una convocatoria de tipo político. Estos son hechos en los cuales, por un lado, no se admite contexto, sino que solo condena a las violaciones a los derechos humanos. Y en eso creo que el país ya ha llegado a un consenso. Lo que sí, creo que hay que dejarle a los historiadores la explicación de por qué nos sucedió un 11 de septiembre, en que el país estalló en una explosión de odio y violencia. Y esa es función de la historia. Dejemos que los historiadores hagan su trabajo.
- ¿El episodio está aún muy reciente para un proceso así?
- Creo que ya estamos en un tiempo suficiente. Piensa que el No ocurrió hace 30 años. Y hace 30 años dos de los políticos mejor evaluados en Chile, como los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson, tenían un año de edad. Entonces ya es tiempo de que estas cosas se las entreguemos al análisis profundo histórico.
- ¿Cómo se puede explicar que aún se registren hechos como el ataque al memorial del ex senador Jaime Guzmán?
- De la peor manera. Creo que la gente decente de este país le parece que la profanación de una tumba, de cualquier persona, como también de un adversario político, es realmente un hecho repugnante y muy condenable. Todas las sociedades tiene algún grupo extremista que genera acciones altamente condenables. Y eso pasa en Estados Unidos, Francia y otros países. Yo lo repudio.
- El fin de semana, el periodista y escritor Ascanio Cavallo dijo en una entrevista a este medio que consideraba que el "camino institucional" con el que Pinochet desembocó en el plebiscito de 1988 había sido poco reconocido. ¿Está de acuerdo con eso?
- No lo creo. Creo que la Constitución de 1980 ponía por escrito una dictadura. En consecuencia, no veo la idea de que la Constitución era un camino hacia la democracia. Eso me parece profundamente falso.
- ¿Usted ve épica hoy en la política? Se lo pregunto porque el proceso desde el golpe hacia el plebiscito tuvo ribetes de épica tanto por parte de la derecha como de la izquierda.
- Cuando los países se normalizan, la política deja de ser épica. Sinceramente prefiero un país en el que la política no tenga los caracteres dramáticos que a veces tiene. El precio de la normalidad es, a veces, la ausencia de épica.