Karma: el poder de nuestras acciones
El origen de estas malas acciones son nuestras propias perturbaciones, como el odio, el apego y el egoísmo.
El pasado 15 de abril se conmemoró el día en que Buddha logró la iluminación. Para el Budismo es un día de suma importancia, no sólo por el acontecimiento, si no también, porque es un día donde nuestras acciones son mucho más poderosas, cobran mayor relevancia y por lo mismo, no sólo este día, hay que cuidarse de lo que uno hace, cómo lo hace, de lo que piensa y cómo lo piensa.
La palabra karma significa acción, en definitiva, es la consecuencia directa de nuestras acciones físicas, verbales y mentales. El Budismo cree fielmente en las secuelas del karma, por ello busca siempre practicar el amor y la compasión hacia todos los seres. Al igual que en otras religiones, tiene sus propios "mandamientos" que, como practicantes, debemos respetar, ya que este sistema del "causa y efecto" tarda pero llega. Incluso, desde que se realiza la acción hasta que maduran sus consecuencias, pueden transcurrir varias vidas.
Estamos en un mundo impuro y contaminado (lo que en el Budismo se llama Samsara), tenemos problemas y dificultades todo el tiempo. Nuestras acciones muchas veces pueden ser impuras porque nuestra mente se encuentra contaminada por el veneno interno del aferramiento propio (ego), por ello, experimentamos sufrimiento. Esto se produce por nuestro actuar, el karma no es un castigo impuesto por nadie, ni por un Dios ni por Buddha, si no, por nosotros mismos.
El origen de estas malas acciones son nuestras propias perturbaciones, como el odio, el apego y el egoísmo. Cuando eliminemos estos engaños mentales, nuestras acciones se tornarán puras, y consecuencia de ello, no quedará ni el menor rastro de sufrimiento, impurezas ni dificultades. Aquí encontraremos la felicidad.
Por lo tanto, hacer el bien o el mal depende de cada uno, y de dicha decisión, las consecuencias de las que, en gran parte, somos responsables. "El karma es experiencia, la experiencia crea memoria, la memoria crea imaginación y deseo, y el deseo, crea de nuevo el karma".
Kunses Drolma Monitora de enseñanza Budista en Atacama