Desde algunos años somos testigos de un importante au ge de las energías renovables y más recientemente, de una impresionante caída de los precios eléctricos. Sin embargo, esto no nos debería desviar de los esfuerzos por reducir el consumo energético, ya sea primario, térmico o eléctrico.

Al contrario de muchos países OCDE, Chile todavía no ha logrado el desacople energético, y su demanda de energía sigue creciendo de forma correlativa a la curva del crecimiento económico. La reducción de la emisión de gases de efecto invernadero puede resultar solo si se abordan ambos desafíos: la reducción del consumo energético, aprovechando medidas de eficiencia energética y en paralelo, la transformación hacia una matriz de energía sustentable.

La eficiencia energética permite la reducción de emisiones, el aumento de la productividad y un desarrollo más sustentable del país. Por esa razón, la Agenda de Energía del gobierno de Chile, exige mejorar la eficiencia energética de manera significativa hasta el año 2050.

Efectivamente, queda la tarea pendiente para el próximo gobierno de aprovechar el sólido fundamento del programa Energía 2050 - y complementarlo con una ambiciosa y madura ley de eficiencia energética para poder cumplir con sus metas nacionales y compromisos internacionales.

No obstante, no se puede dejar esta tarea únicamente al estado. La industria puede adelantarse y generar enormes ahorros, empezando con medidas que requieren de inversiones menores, como es el caso de la introducción de sistemas de gestión de energía en las empresas. Complementando esto con la optimización y automatización de los procesos productivos, aprovechando sobre todo el potencial de ahorro en el área térmica, significaría un gran paso hacia adelante.

La cogeneración por ejemplo, combina en un solo proceso la producción de calor y de electricidad, aprovechando el calor residual de motores y turbinas para llegar así a grados de eficiencia por sobre el 97%. En tanto, la automatización busca optimizar procesos, y para esto la medición y el monitoreo de parámetros claves es el primer paso para registrar mejoras de eficiencia energética. El segundo paso consiste en convertir estos datos en información útil e integrándola a los sistemas.

Estos desafíos son de carácter global, y se están enfrentando tanto en Chile como en otros partes del mundo. Es el caso de Alemania, cuya industria de automatización y robótica cuenta con una facturación anual de €12,2 mil millones. Sin dudas, un sector industrial clave que crece rápidamente.

Stefan Fritz

Project Manager Energy & Environment

El último informe de empleo entregado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dejó a nuestra región en el poco decoroso tercer lugar nacional del mayor número de desocupados en el país con un 7,5%, solo superados por la región de Antofagasta (8,4%) y la región de la Araucanía (8,8%). Esta situación es alarmante, porque superamos en un punto porcentual la media nacional que es de un 6,5%. Este 7,5% que posee la región nos deja una serie de tareas pendientes.

Para empezar, Atacama tiene en este momento a 11 mil 320 personas sin empleo, mil 660 personas más desempleadas que el año pasado y con una tendencia al alza. De hecho, en Vallenar la cifra de desempleo supera los dos dígitos, llegando al 11,8%. Urge de parte de las autoridades y de la empresa privada un plan estratégico que permita generar empleos en la zona, al menos para reducir a un dígito la tasa de desempleo en la provincia del Huasco.

Hilando más fino, se puede vislumbrar una segunda tarea pendiente, la equidad en la empleabilidad, las mujeres ocupadas no alcanzan el 40% en nuestra región. Las dificultades que tienen para conseguir empleo por el solo hecho de ser mujer, no es algo que se debiera estar discutiendo en pleno siglo XXI, urge avanzar en más y mejores empleos para las mujeres, que hace tiempo que ya no son el mal llamado "sexo débil".

La tasa de ocupación informal, que por muchos años invisibilizó la precariedad de los trabajos e infló los números de empleabilidad, hace poco tiempo que es vista en los informes. El hecho que se pueda vislumbrar esa cifra es un avance, pero no deja de alarmar que esa tasa alcance un 28,9% y en el caso de las mujeres supere el 30%. Esa es la tercera tarea pendiente, porque la estabilidad laboral es el sueño de todo trabajador, pero hace falta voluntad para que la legislación beneficie a quienes llevan el sustento al hogar en base al esfuerzo que pone en el laburo, sin complicar la producción.