Pamela Vásquez Fuentes pvasquezf@diarioatacama.cl
A los siete años del rescate de los 33 mineros, Mario Gómez, el mayor de ellos, pronto cumplirá los 69 años y es oxígeno dependiente. En este día recuerda detalles de los conflictos al interior de la mina y su deseo de reunirse con todos los mineros.
¿Cuáles son los sentimientos hoy día?
-Encontrados, rabia por lo que nos sucedió a nosotros. No nos debiera haber sucedido, pero hay mentes tan sucias que nos llevaron a sufrir los 70 días que estuvimos abajo.
¿Usted lo dice por los dueños de la mina?
-Sí y las entidades encargadas de fiscalizar no lo hicieron. Hay rabia, bueno hay que dejarle las cosas a Dios.
Usted este año tuvo varios episodios de patologías broncopulmonares por su silicosis. Ahora es oxígeno dependiente. ¿Se han acercado sus compañeros?
-Algunos sí, Luis Urzúa, Pablo Rojas, Omar Reygada, de los otros me ha llamado por teléfono, se han preocupado en ese sentido de lo que estoy viviendo.
Mañana (hoy) hay una actividad en Caldera, yo voy a ir (se emociona y detiene su hablar) porque creo que se van a juntar varios allá.
¿Cómo ha cambiado su vida siendo oxígeno dependiente?
-Desde que salí (clínica) ver esto al lado mío me ha afectado bastante. Esto me ha dejado imposibilitado de trabajar en las minas, los camiones. Trató de hacer algo, pero no puedo. Yo tengo mucha fe, pero a veces me bajoneo.
¿Le gustaría que estuvieran más unidos? Porque Mario Sepúlveda señaló en el programa "El Cubo" de Chilevisión de divisiones, por eso quizás usted quiere reencontrarse con ellos...
-La idea mía y se los he dicho cuando hemos hecho alguna reunión que debemos unirnos, juntos tenemos mucha fuerza, separados no hay fuerza.
Respecto a estas diferencias, ¿porque nacieron?
-Se produjeron por los abogados, cuando fuimos a Estados Unidos, Mario Sepúlveda llevó los contratos, se los presentó a un abogado allá y nos dijeron que era una estafa, muchos nos han dicho lo mismo. Pensamos en demandar a los abogados, en eso estábamos juntos los 33. Los abogados la pensaron muy bien, pensaron los 33 juntos tienen mucha fuerza, separados no valen nada, tenemos que separarlos, y eso fue lo que hicieron y lo consiguieron.
¿Diferencias por la película?
-No. La película fue mala, la verdad es que no me gustó, se cambiaron los roles de los personajes, no me gustó. Para mí, el error del productor fue contratar a una directora mexicana.
¿La encontró tediosa?
-No, no es como debiera haber sido, debió haber tenido más suspenso, lo que vivimos abajo no fue fácil.
¿Qué recuerda abajo que lo marcó?
-Recuerdo desde el primer minuto en que quedé enterrado, hasta que salimos. Abajo sufrimos mucho. La amenaza del cerro, las explosiones, las ramplas que se partían, se abrían y venía el agua. El que sabe de minería sabe las consecuencias, con la esperanza sí de salir. Yo siempre tuve la esperanza, no sé porque Mario Sepúlveda nunca lo ha dicho. Yo fui el primero que le dije a Mario Sepúlveda que íbamos a salir y cómo íbamos a salir. Salimos como yo lo dije, a él nunca lo he escuchado decir eso, tal vez se pegó en la cabeza y perdió la memoria
¿Abajo hubo peleas, encontrones?
-Sí, varias.
¿Peleas verbales o a "combos"?
-Sí (verbales). Se iban a ir a golpes. Yo paré dos peleas, con Mario Sepúlveda, y eso no lo cuenta él. Las cosas hay que contarlas como son, qué vivimos abajo, yo fui el único que no agarré con Mario Sepúlveda abajo, muchos lo saben porque no son ciegos. No me agarré a puñetes o a golpes con Mario Sepúlveda, pero sí a la fuerza evitando que pasara a donde él iba a ir a golpear. Yo sé que Mario Sepúlveda me tiene respeto por lo que sé y lo que soy.
¿Pero no pelearon otros mineros a combos adentro?
-Estuvieron muy cerca, se debe a que el ser humano por mucha educación que tenga en esta tipo de situaciones cuando se encuentra en peligro, sin salida, se produce como un salvajismo.
¿Le gustaría que volvieran a juntarse Los 33?
-Me gustaría.
¿Usted tuvo una discusión con Mario Sepúlveda?
-Sí.
¿Pero no se golpearon?
-No.
¿Pero sí evitó que se golpeara con otro compañero?
-Sí, evité. Incluso yo luché con él, tiene harta fuerza, en ese tiempo yo todavía estaba paradito. Bueno, un agricultor con un minero, ganó el minero, (se sonríe).
¿Le gustaría volver a encontrarse con él? ¿Tiene problemas con Sepúlveda?
A veces siento rabia, a veces en los programas habla cosas que no debiera. Él es así y hay que dejarlo, hay veces que hemos pensado en pegarle su paradita. No sé a lo mejor alguien algún día le va a decir algo. Las cosas hay que decirlas cara a cara y me gustaría tener una conversación con Mario Sepúlveda.
¿Siente que los copiapinos olvidaron a los 33?
Sí, la mayoría, aunque en el centro hay gente que me reconoce, los niños le dicen a la mamá oye va el minero o los muchachos. Hay otros que no, otros te miran con reticencia, como es chileno.
Siempre se ha considerado que Mario Sepúlveda fue el líder en la mina. Si estuvo a punto a irse a los combos con compañeros, ¿Cómo pudo ser el líder? o ¿no fue el líder?
-Yo tenía un libro, donde él dice que nunca fue un líder, palabras textuales de él. Para mí personalmente no fue un líder, no puedo aceptar que una persona que no tiene idea de mina, sea mi líder. Yo miraba el cerro y las cosas que había mal, él actuaba a través de los que sabíamos de minería, a él no se le ocurría nada.
Respecto a las relaciones interpersonales, ¿tampoco fue líder organizándolos?
-No, ahí cada cual sabía lo que tenía que hacer. Yo me junté con Yoni Barrios y Alex Vega, recorríamos la mina y veíamos donde la mina se deterioraba o partía para decirle a la gente que no tenía idea que no se fueran a meter allá porque podía producirse un derrumbe y pudiesen quedar atrapado, que no salieran de a uno, sino de a tres por si había un derrumbe, uno podía salvarse y avisar.
¿Cuáles eran las razones de las discusiones?
-Fue cuando se estableció el contacto con el teléfono, nos trajo inconvenientes. Habían muchos que no estaban de acuerdo, Mario Sepúlveda prácticamente se adueñó del teléfono, nadie más podía hablar que él, con la familia, las autoridades. Todos teníamos que hablar algo para arriba. La pelea la paré por ese problema.
El teléfono llegó para todos, no para uno. Mario tiene ese temperamento, es él, él, él, no más. Yo le digo para mí nunca fue un líder, porque cuando nosotros caímos y hicimos el conteo de todo lo que quedaba, sacamos la cuenta para cuantos días. Yo propuse que la primera merienda fuera a las 24 horas, no sabíamos cuantos días podíamos estar aquí.
La segunda merienda a las 48 horas, la tercera a los 72. Quienes hacíamos la merienda éramos Mario Sepúlveda y yo, en mi mochila andaba con botella, (comida) le echaba agua y la revolvíamos con la leche y nos daban 33 vasos justos. Se nos terminó el atún que lo revolvíamos con agua y Mario Sepúlveda me dice "aquí no hay más que comer yo me tiro, tengo una carta que le escribí a mi señora, no me paro más. No quiero que me molesten, que me hablen". Se tiró y aquí quedamos, como el día 6 o 7 días me parece, un día yo lo tomé del brazo y lo levanté. Mario Sepúlveda estaba mal, muerto en vida. Me dijo que le tenía una carta a su señora porque si alguna vez de aquí a unos cinco años más, nos llegan a encontrar.
Acá afuera, el que no es capitán es general, pero abajo era otra la película.