Migrantes fueron censistas y encuestados en Copiapó
CONSULTA. En la oportunidad el cuestionario incluyó a los extranjeros en Chile. Los foráneos también pudieron contribuir realizando las preguntas a la población.
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"Buenos días, venimos a censar", decía John Castro cada vez que llegaba a una nueva casa en la calle Monseñor Aros, en la capital regional. Frase normal, pero que en la ocasión era emitida con una voz caribeña, esto porque John Castro es un colombiano que vive hace 13 meses en Copiapó y fue parte de los más de nueve mil censistas voluntarios de la región de Atacama.
"En Copiapó llevo viviendo un año y un mes, soy profesor universitario de la Universidad de Atacama", indicó este ingeniero que trabaja en el área de informática de la casa de estudios. En medio de la aplicación de un cuestionario a una familia copiapina, el académico se tomó un segundo para hacer una pequeña broma, mientras borraba un dato que había escrito mal; "vamos a hacer esto bien, para que no salga como el anterior", aseguró soltando una pequeña risa.
Si bien, John Castro no estuvo cuando se hizo el fallido censo de 2012, sí supo un poco la historia que desencadenó en este Censo abreviado del cual él fue voluntario.
"Me comentaron que había ido mal el Censo y que los datos parece que se los hubiesen inventado sobre la marcha y que por eso no se podía citar en los trabajo e investigaciones", explicó.
Si bien él fue animoso a cumplir con su trabajo temporal, se consideró un voluntario obligado por ser funcionario público. "Sinceramente eso de voluntariedad obligada es un poco extraño, ¿vale? Yo sinceramente tengo mejores cosas que hacer y tengo más para aportar a Chile desde mi área, desde la investigación, haciendo publicaciones, haciendo que la Universidad de Atacama suene en los congresos internacionales", dijo caminando hacia su tercera casa a las 11:30 horas de la mañana de ayer. Luego de que nadie contestase a su llamado y de desistir, aseguró que "ya que estamos aquí, hay que hacer bien el trabajo".
Viceversa
A varios kilómetros de distancia de Monseñor Aros, una voluntaria de la Fundación un Techo Para Chile, recorre una quebrada en el campamento Padre Negro de Copiapó. Lugar donde, según sus mismos pobladores, de 48 familias 40 son de origen extranjero.
Javiera, quien prefirió no dar su apellido, es coordinadora del campamento y tuvo la misión de censar a 25 familias del sector, mucho más de lo que se les asignó a los voluntarios que recorrieron la ciudad y el país haciendo las 21 preguntas propuestas por el Instituto Nacional de Estadística.
"Esto me está probando también que cuando dicen 'no, si vienen solo a robar', no es cierto, muchos tienen estudios, tienen trabajos y acá estoy comprobándolo, no como la gente con sus prejuicios", aseguró la joven estudiante de sicología de la Universidad de Atacama.
Marta, quien tampoco quiso dar su apellido, fue quien contestó el cuestionario número seis de esta joven. Ella y su familia llegaron a Chile desde Perú hace un par de años en busca de mejores oportunidades. Su estadía en Copiapó fue producto del constante trabajo para los temporeros, gracias al aumento de la exportación de la uva de mesa, rubro al que se dedica.
Respecto de la consulta, aseguró que "es algo bueno, y es para que nos tomen en cuenta en las cosas que de repente se pueden postular, o ser reconocidos por el gobierno de Chile o ser partícipes como ciudadanos chilenos".
Los Mamani, una familia compuesta por seis personas, fueron los más entusiastas a la hora de contestar las preguntas del censo. Esto, no solo porque era la primera vez que participaban en la consulta ciudadana, ya que su llegada al país se concretó en 2013, sino porque los niños de la familia, tres pequeños, fueron los que contestaron lo que consultaba la censista.
"Me parece bien que sea inclusivo, porque ellos de alguna forma llegaron a Chile y están buscando algo en Chile. Deberíamos nosotros incluirlos aunque muchos se enojen o digan malos comentarios", aseguró Javiera, voluntaria de Techo que censó en los sectores altos de la ciudad.
El miedo
Una de las cosas que se temían y que el gobierno hizo el llamado a los extranjeros a tener tranquilidad, era que les preguntasen sobre la situación de sus papeles de inmigración. Tanto la familia Mamani, como su vecina Marta, aseguraron que ellos no tenían problemas para responder. De hecho a la mujer proveniente de Perú le habría gustado ser censista.
"Me habría gustado, pero nunca lo tuve en cuenta por el chiquitín (su hijo de un año y ocho meses), que tengo que estar más pendiente de él", aseguró la mujer.
Por su parte, el profesor John Castro indicó que su principal temor ante esta experiencia era "encontrar a alguien que no le gusten los extranjeros, o alguien que no gusten de los colombianos". Agregó que en Copiapó ya ha vivido un hecho incómodo respecto a su nacionalidad.
"Alguna vez en un colectivo, una persona se subió a hablar mal de los colombianos y fue una situación incómoda", sentenció Castro en medio del recorrido.