La Alianza del Pacífico (AP) conformada por Chile, Colombia, México y Perú, fue establecida el 28 de abril del año 2011, como un mecanismo de integración regional con el objetivo de alcanzar un área de libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, incluyendo materias de cooperación económica y técnica.
Ciertamente, en estos 5 años hemos avanzado fuertemente en esos propósitos. De hecho, el 1 de mayo del año pasado, entró en vigencia el Protocolo Comercial de la AP, que dejó de inmediato libre de aranceles al 92% del comercio entre los cuatro países. Pero más allá de los beneficios concretos de un acuerdo comercial único, este mecanismo apunta a objetivos más amplios de integración.
Actualmente tenemos más de 20 grupos de trabajo en materias como educación, innovación, cultura, género y pymes. Con una intensa labor en estas y otras áreas, sentimos que estamos engrosando de forma positiva un modelo más profundo de integración.
En materia de cooperación, tenemos más de 1.400 estudiantes que han sido beneficiados con las becas de la Alianza del Pacífico, en pre y post grado. Por ejemplo hoy, un universitario chileno o un académico de Copiapó, podría estudiar en México, Perú y Colombia, y así recíprocamente.
También estamos trabajando en cooperación regulatoria, en el desafío de construir una agenda digital, y promover conjuntamente la participación de las pymes en el comercio internacional. Igualmente tenemos 49 países observadores con los cuales estamos priorizando una agenda de cooperación en cuatro áreas temáticas, tales como educación, innovación, facilitación de comercio y pymes.
Son beneficios concretos que esperamos lleguen a los ciudadanos de los cuatro países.
Estar hoy en Copiapó constituye un hecho de gran relevancia, pues es desde las regiones donde podemos nutrirnos de los temas que hacen falta, de los puntos de vista, y de los énfasis que nos retroalimentarán.
Estamos convencidos que desde las regiones, podemos aportar a las agendas globales y llegar con los beneficios de la Alianza del Pacífico a todos los ciudadanos.
Ruco en la calle
Los individuos en cuestión prácticamente no se veían durante la mañana y en la noche al parecer tenían visitas hasta la madrugada con las cuales realizaban algún tipo de transacción desconocida, y por lo mismo generaban desconfianza entre vecinos y transeúntes. Hace un par de semanas dichos "habitantes irregulares" desaparecieron y en estos momentos quedan los restos de su "ruca" y carros de supermercados y basura, haciéndolo, aparte de un foco de infecciones una posible guarida para antisociales, lo que podría afectar a los vecinos y a quienes transiten por dicha vía.
Esta carta fue enviada a la Ilustre Municipalidad pero no se ha tenido respuesta de ella ni se han tomado medidas para solucionar dicha situación.
Donald Trump
Hoy, en la ciudad de Copiapó, estaremos conversando con empresarios, estudiantes, académicos, y comunidad en general, sobre la Alianza del Pacífico, y los beneficios que implica esta instancia de integración para regiones como Atacama.
Pablo Urria, director de Relaciones Económicas Bilaterales de la Direcon
Hace aproximadamente un par de meses una pareja de hombres indigentes habría instalado una "ruca" o carpa artesanal en Calle Talcahuano entre Calle O'Higgins y Los Carrera, utilizando como base el muro de empresa "Sol" la cual estaría realizando labores de reparación de veredas de la comuna, según dice un cartel del Gobierno Regional, que también fue usado para afirmar dicha "ruca".
Francisco Ossandón Sermeño
Donald Trump asume la presidencia de los Estados Unidos y pareciera que al mundo se le cae el velo del poder. De pronto todos se dan cuenta que lo que caracteriza, no solo a Estados Unidos, sino a todo Estado, es el controlar el monopolio de las violencia legitimada precisamente por dicho velo enceguecedor. Violencia que Trump ya ha anunciado usará contra inmigrantes, empresarios, musulmanes y quizá cuántos más, pero que en el fondo nada innova en el ejercicio opresivo de esta, más que el ser más pomposo y explícito.
El Estado norteamericano ya ha usado su violencia antes para esclavizar durante más de 100 años a personas solo por tener un color de piel distinto; el Estado norteamericano también lanzó bombas de destrucción masiva, tal como los Estados de Inglaterra, Francia, Japón, Israel y muchos otros más; el Estado norteamericano encarceló a personas que amaban a otros de su mismo sexo y a quienes consumieron una sustancia prohibida por el mismo, tal como el Estado chileno, y muchos otros.
El Estado sin límites producirá déspotas sin límites. Tengamos muy presente esta idea. No es Donald Trump ni los Estados Unidos el problema, sino el denominador común de la violencia opresiva: El Estado sin límites ¿o lo es el Estado en sí mismo?
Juan Pablo Caneo