Durante los últimos años hemos visto como de a poco se van perdiendo los pulmones verdes de Atacama. Extensos bosques de chañares, algarrobos y espinos que conforman parte de la flora nativa de nuestra región han ido desapareciendo dando paso al arrollador avance del desierto.
En el ámbito urbano la situación es más dura aún, nuestras ciudades necesitan de los árboles para mantener baja la temperatura y para mejorar nuestra calidad de vida, es así como la Organización Mundial de la Salud recomienda que deben existir 9 metros cuadrados de áreas verdes por habitantes en circunstancias que en Atacama solo hay 3 metros cuadrados por habitante como promedio general.
Pero por qué son importantes los árboles, porque ofrecen beneficios sociales, paisajísticos, arquitectónicos y ambientales.
Dentro de un diseño arquitectónico y paisajístico los árboles urbanos cumplen diversas funciones: aumentan la privacidad, enfatizan vistas u ocultan aquellas que son desagradables, mitigan y reducen los reflejos y la luz intensa. Direccionan la circulación de peatones. Realzan y complementan los detalles arquitectónicos, suavizan el paisaje y ofrecen nuevas perspectivas del diseño.
Además si en promedio un árbol puede satisfacer las necesidades de oxígeno para dos humanos cada día, es más que un dato clave para notar que a simple vista se hace más necesario contar con nuestros aliados verdes de la supervivencia.
La presencia de árboles modifica el microclima y modera el efecto de la lluvia, la radiación solar, el viento en el espacio que los alberga, mejora la calidad del aire, protege las fuentes de agua y ofrece albergue y fuentes de alimento a la fauna nativa.
Los árboles a nuestro alrededor nos hacen la vida más agradable. Las personas además de disfrutar de su belleza, perciben y disfrutan de serenidad, sosiego, descanso y tranquilidad. Una relación estrecha entre las personas, los bosques y la vegetación en general se refleja en un ánimo más equilibrado y positivo.