La entrada en vigencia de la Ley de Inclusión trajo consigo efectos en los colegios subvencionados por la eliminación del financiamiento compartido. En la región, cuatro de ellos ya han confirmado su paso al sistema privado.
Para algunos este hecho generará una crisis en la educación, especialmente en el tema de las matrículas en los colegios municipales, así lo indicó el pasado martes en una nueva versión de Visión Regional, Jorge Lawrence, quien hoy preside la Coordinadora de Colegios Particulares Subvencionados del Norte (Copanor) creada la semana pasada en Antofagasta para evidenciar los graves vacíos que aseguró tiene la nueva Ley.
-¿Qué cree que pasará luego del traspaso de estos colegios subvencionados al sistema privado?
-Acá claramente se está incubando una crisis muy seria. El próximo año no cabe duda que va a haber una crisis con el tema de las matrículas de los alumnos, puesto que al menos acá en Copiapó hay 4 colegios que ya han informado preliminarmente que estarían dejando el sistema subvencionado y traspasándose al sistema privado pagado. Eso implica que los aranceles claramente se van a ver incrementados más del doble y eso va a provocar que un buen número de familias no tenga los recursos para poder pagar y van a tener que migrar del sistema. Y el sistema público hoy día no está dando abasto acá en la ciudad de Copiapó para poder recibir a la matrícula que viene del sector particular subvencionado.
-¿Qué están proponiendo como Copanor?
-Esta entidad que me toca presidir, lo que busca justamente es en primer lugar hacer presente, desde el punto de vista técnico, de que la Ley de Inclusión es una mala ley que quedó mal hecha, que se hizo a la rápida, que tiene muchos vacíos, que está generando externalidades negativas como las que estamos conversando, y por otro lado que se diseñó con criterios centralistas y no consideró lo que es la realidad de las regiones, especialmente las regiones extremas.
-Nosotros queremos que se hagan correcciones especialmente en materia que tiene que ver con los inmuebles, que tiene que ver con el copago, que tiene que ver con cosas que quizás son accesorias, no es el corazón de la reforma, el corazón de la reforma está en el tema del lucro, etc. Hoy día los sostenedores se están metiendo en un laberinto del cual no pueden pillar una solución y eso los hace migrar al sistema privado con el consiguiente costo que tiene para la familia.
-La semana pasada en Antofagasta, donde tuvimos más de 300 personas de distintas partes, estuvo con nosotros el senador de la Segunda Región Pedro Araya, quien reconoció que efectivamente esta ley se hizo con mucho voluntarismo, con mucha buena fe pero que tenía errores técnicos. Que se marearon con el tema de los inmuebles y que hoy día él se comprometió con nosotros de presentar aquí, a un plazo de tres semanas, un proyecto de ley para corregir efectivamente los errores que tiene la Ley de Inclusión y que nos afectan a la macro zona norte. Y si en el intertanto el ministerio presenta una Ley Corta que busca el mismo fin, él va a presentar indicaciones de esa Ley con la mirada regional que tenemos nosotros en el norte. Él ahí al menos se comprometió a llevar nuestras banderas hasta el congreso y esperamos que cumpla su palabra.
¿Es posible la creación de esta ley corta?
-Por la información que nosotros tenemos ha habido bastante consenso en distintos actores. El ministerio por más que quiera bajarle el perfil, a estas alturas ya tiene un mapeo. A nivel nacional solamente en un 5% se ha implementado la Ley de Inclusión en Chile. Y entre Arica y Atacama solamente dos colegios han tramitado el traspaso de una entidad sin fin de lucro, o sea uno ve lo que sucede de Coquimbo hacia el sur y uno ve que por último ha avanzado un poquito más, pero lo que sucede en la zona norte es esto, esta es la realidad. Entonces una ley que es tan importante, que a un año de que venzan los plazos para hacer sus transformaciones tenga una implementación de 1,5%, te da cuenta de que ha habido un fracaso.
-¿O sea que los sostenedores aún no están seguros de qué decisión tomar?
-Lo que pasa es que a los sostenedores esta ley los pone en una encrucijada de tomar una serie de decisiones y tú para poder tomar decisiones tienes que tener las reglas claras. Las reglas que te pone la ley te aprieta, dice: ¿Usted quiere seguir siendo subvencionado? Tiene que seguir estas reglas, ¿y si no las puedo seguir qué hago? Tiene que migrar al sistema privado. Entonces qué es lo que nosotros queremos y hemos denunciado que aquí tienen que corregir, se marearon con el tema inmobiliario, el tema inmobiliario hay que sacarlo de la ley de inclusión de modo tal de que esta ley pueda efectivamente implementarse con los objetivos que buscaba el Gobierno: fin al lucro, fin al copago.
-Finalmente lo que lograron con eso fue enredar esta ley al grado que pusiste normas que son imposibles de cumplir y que hoy día hacen que los sostenedores emigren y quién paga la cuenta, los apoderados de clase media.
-¿Por qué considera que se enredaron con la Ley?
-Porque acá hubo un concepto ideológico muy exacerbado. Cuando se diseñó esta ley hubo un error basal y es que se pensó de que el sistema subvencionado escolar era lo mismo que las universidades privadas y no son lo mismo. Como en las universidades privadas, todos peleaban con ellas porque estaban lucrando, este abuso decían de sacar tremendas utilidades a través del arriendo ficticio de inmueble. Entonces cuando aplicaron esta ley del sistema escolar pensaron que era lo mismo. Cuando se dan cuenta de que aquí el tema de los colegios es completamente distinto a la realidad en las universidades.
-¿Alguna medida concreta que como agrupación van a tomar ahora?
-Estamos a la espera del proyecto de ley. Estamos levantando información y estamos preparando minutas también para los parlamentarios porque queremos que sepan cuál es la realidad nuestra en el norte. Nosotros estamos con un enfoque regionalista, un enfoque zonal, no estamos enemistados con nadie de las otras instancias gremiales. Nosotros lo que pensamos es que tenemos que dar un énfasis en lo zonal, en lo regionalista y plantear nuestra realidad, la realidad de Copiapó de Antofagasta, no es la misma que se vive en Rancagua o en Curicó.