La revolución provocada por Alexis Sánchez en Tocopilla no es casualidad y es un fenómeno digno de destacar. El futbolista simboliza para muchos el éxito y la perseverancia de triunfar, pese a las adversidades.
Con 27 años, el jugador del Arsenal inglés figura en la órbita de los mejores futbolistas del mundo. Pero hay algo que le da un valor especial a todas sus condiciones deportivas, su humildad. Esta última característica es algo invaluable.
Y no hay otra manera de entender que regrese religiosamente a su ciudad, se dé el tiempo de firmar centenares de autógrafos, comparta con sus amigos, tenga un trato especial con los niños y sea uno de los organizadores de un torneo de fútbol que busca a las figuras del mañana. Ayer estuvo en Bahía Inglesa donde también se dio tiempo de compartir.
También destaca su faceta social al entregar dos canchas sintéticas de futbolito a la comunidad tocopillana, su apoyo económico a diferentes actividades y además su clásica jornada navideña, donde reparte juguetes a los niños. Una faceta que nace del corazón y que lo engrandece como persona.
Está claro que este deportista es mucho más que una figura de élite. El cariño por su tierra y su ejemplo nutren los sueños de miles de pequeños que quieren imitar sus proezas, tanto fuera como dentro de una cancha de fútbol, de ahí que su nombre sea un fenómeno social. Si hasta desde Inglaterra están sorprendidos de ese sentimiento indestructible que une al jugador con Tocopilla.
Todo ello adquiere más valor al remontarse a sus orígenes humildes. Y es que aparte de su indiscutido talento, supo agregar disciplina, constancia, trabajo en equipo y un espíritu ganador. A ello hay que sumar que es uno de los símbolos de una generación dorada que ha dado parte de los mayores éxitos al fútbol chileno.
Alexis Sánchez es mucho más que una estrella del fútbol mundial, es un joven tocopillano que siente orgullo por su tierra y su gente. Un gran ejemplo para todos los chilenos.
Él es un ejemplo de que el éxito bien ganado puede salir desde cualquier parte.