Mujeres víctimas del aluvión del 25/M en Atacama entregaron su visión a un año de la catástrofe
ANIVERSARIO. Con fuerza y sueños, pero con una mirada crítica, vecinas de la región recordaron su experiencia durante la tragedia. A 365 días de ocurrida la emergencia, señalaron que "faltan cosas que hacer y mejorar".
"Yo evitaba pasar por el sector cercano al cerro, sentía que me daba un poco de nervios", señaló Camila Abarca, la madre de Yohanela Gatica, la pequeña niña que estremeció al mundo tras nacer en la soledad del cerro La Cruz, en Paipote, durante el aluvión de marzo de 2015, en plena emergencia.
Ayer, la pequeña junto a su madre y su abuela subieron por primera vez desde hace casi un año al cerro donde el 26 de marzo, pasadas las 5 de la madrugada, Camila dio a luz a su hija.
La pequeña Yohanela está pronta a cumplir un año de vida y desde la altura del cerro La Cruz, su madre hace un pequeño pero emocionante recuerdo de la situación, y comentó sus sueños para el futuro de la menor y su familia.
Camila se recuerda acompañada por los propios vecinos que, al igual que ella y su familia, escaparon hasta la cima del cerro para salvar sus vidas del aluvión de barro y desperdicios. Se ve tendida sobre una camioneta, asistida en su parto por los lugareños que acudieron a socorrerla en el cerro.
Recuerdo
"Sentía mucho dolor, estaba en la camioneta cuando comencé con las contracciones. Ahí llegó "don Pedro", me revisó y me dijo: Tranquila, yo creo que será (el parto) como a las 7 u 8 de la mañana. Me tomé un tecito y siguieron más fuertes las contracciones. Él volvió y tuvo que romper mi bolsa. Creo que fue la señora Brunilda González (seremi de Salud) quien por teléfono le daba las indicaciones a las personas. Y ahí nació mi hija en la oscuridad. Solo con la luz de algunas linternas y la ayuda de toda esa buena gente. Cuando me la mostraron y me di cuenta que estaba bien fue un alivio muy grande y ahí ya no importaba nada", narró la mujer.
Pese a que ha transcurrido prácticamente un año, desde la altura del cerro es posible notar a distancia el daño que provocó la catástrofe en las casas que aún lucen barro seco y destrozos en sus estructuras.
Camila mira hacia el sector Llanos de Ollantay, ahí está la pequeña casa donde viven 11 personas. Para ella es difícil pensar en un futuro mejor, ya que según señaló "ha pasado casi un año y las cosas están igual. Mi familia se quedó acá casi tres meses, a mí me trasladaron en helicóptero y después que me dieron el alta volvimos porque no teníamos dónde quedarnos, y hoy todos los arreglos que se han hecho es por el esfuerzo de nosotros mismos. Prometieron ayuda y es muy poca la que ha llegado hasta ahora, casi un año ni siquiera recibimos ayuda sicológica y aún es necesaria", sostuvo.
Futuro
La mirada de Camila parece volar en las alturas del cerro que le salvó la vida a ella y a muchos vecinos. "Quisiera tener esperanza en el futuro, mi sueño es una casa en un lugar donde puedan crecer mis hijos, que estén bien y que las cosas mejoren para todos", añadió.
Lista de fallecidos
Otra de las mujeres que vivió momentos extremos durante la emergencia de 2015 es Karina Gallardo, funcionaria del Juzgado de Garantía en Diego de Almagro, quien comentó: "esperábamos con alegría la lluvia porque no es algo común en estos lugares, pero con las horas nos dimos cuenta que la situación se venía fea. Mis hijos no estaban conmigo, yo estaba sola, se cortaron las comunicaciones y de ahí en adelante fue una gran preocupación por mi familia. Subimos a un cerro donde nos pudimos comunicar y llamé a mi casa", relató la vecina.
Karina se enteró de una situación que cambió su vida. Su nombre figuraba en una lista de personas fallecidas en Diego de Almagro que fue publicada por la televisión. "Me contestó mi hija que ahí tenía 7 años, junto con mi otro hijo y todos lloraban y gritaban. No lo podían creer".
Gallardo permaneció durante cuatro días incomunicada, mientras su familia sufría sumida en el dolor de pensar que estaba muerta. Tras siete días, el ansiado encuentro se realizó en Chañaral entre risas nerviosas y llanto. "Desde ese día tengo otra visión de la vida, no me proyecto a largo plazo, vivo la vida disfrutando de cada minuto, cada cosa, cada día, con esa mirada logré levantar de nuevo mi casa. Como mujer, a mis 43 años, es lo más fuerte que he vivido, pero me sirvió para descubrir que soy fuerte; porque soy mujer pude salir adelante (...) y lucharé todos los días por mis niños a los que amo con el alma y llamo a diario para decirlo, y miro al futuro con esa fuerza.
No obstante, la vecina enfatizó que "sé que faltan cosas que hacer y que mejorar".