Terrorismo: pasado, presente y desafíos a la seguridad
Lo cierto es que el terrorismo no es un fenómeno nuevo en la historia contemporánea. Desde el advenimiento de la sociedad industrial ha estado asociado a movimientos radicales, reivindicativos y con un fuerte componente ideológico que buscan re-evolucionar, es decir, cambiar completamente el orden establecido. Durante el siglo XIX y principios del XX, se enmarcó principalmente dentro de los procesos de las revoluciones nacionalistas europeas y la emergencia de nuevos Estados en Asia y África, como consecuencia de la descolonización. La masificación de las comunicaciones a través de la prensa escrita y el telégrafo potenció la selección de blancos significativos que representaran iconos políticos y cuya muerte sirviera como un medio de presión con fines independentistas.
Los hechos demuestran que los mecanismos de seguridad y defensa de los Estados son insuficientes para prever con antelación la ocurrencia de un ataque dentro de su territorio y de implementar una estrategia efectiva que permita neutralizar esta amenaza. La principal dificultad para occidente está dada por la falta de comprensión de la lógica desde donde opera la nueva forma de terrorismo. A diferencia de las anteriores organizaciones, estas parecen tener motivaciones más profundas y complejas que se entrelazan con la realidad política, social, económica y cultural de los territorios.
Frente a esta situación cabe preguntarse ¿cuál es la concepción de seguridad y defensa más adecuada que debieran adoptar los Estados, sobre todo los Europeos?, en relación a ello ¿es pertinente intensificar los mecanismos de seguridad colectiva ó los de seguridad cooperativa entre los Estados? Todo indica que las estrategias de seguridad colectiva no son suficientes para hacer frente a la amenaza.
Desafío educativo frente a la colusión
Existe, sin embargo, una mirada también que requiere atención y hace referencia a los constantes atropellos que la ciudadanía recibe. La colusión en este caso vuelve a convertirse en un elemento que presiona a las estructuras sociales; como si fuese una costumbre la ciudadanía en general y quienes viven de salarios "reguleques" en particular cada día van siendo víctimas de un sistema que los pasa a llevar en diferentes ámbitos.
Las colusiones de todo orden vienen a demostrar, una vez más, que el sistema funciona, pero a un costo que no tiene cabida ni explicación. Los empresarios del país, las avícolas, las farmacias, las colusiones de financiamiento político -sólo por nombrar algunas- describen en su esencia el tipo de sociedad que algunos quisieran para Chile. Pasando este nubarrón y festín mediático de políticos desfilando por tribunales es muy probable que volvamos a votar por los mismos de siempre, terminemos comprando en los mismos supermercados y olvidando que alguna vez nos atropellaron, se escaparon, y las leyes que promulgamos para perseguir a los culpables terminan, como siempre, en el olvido, en alguna cocina macerando las especias que constituirán las nuevas formas de dominio, abuso y asimetría de nuestra sociedad.
Entre tantas malas, una buena
Desde el atentado a las Torres Gemelas en el 2001, el terrorismo ha figurado en nuestro inconsciente colectivo como la principal amenaza a la seguridad. El atentado ocurrido en París el pasado viernes 13 de noviembre volvió a recordar al mundo la vulnerabilidad del sistema de seguridad internacional y la dificultad que presentan hoy en día los Estados para hacer frente de manera efectiva a este tipo de amenaza no convencional.
Marjorie Gallardo Castañeda, investigadora del Centro de Estudios Estratégicos
Los sostenidos actos de colusión que han ocurrido en nuestro país parecen no sólo inaceptables, sino traicioneros, egoístas y desafortunados. No es la colusión un aspecto meramente económico; al respecto, las discusiones suelen desviarse hacia el PIB, la desaceleración y la crisis económica lo que, sin dejar de ser importantes, constituyen lo que Van Dijk ha definido como puramente referencial en términos del análisis crítico del discurso.
Daniel Sánchez Brkic, psicólogo
Con todos los problemas, amarres y desencuentros que le ha puesto Cristina Kirchner a su sucesor Mauricio Macri en el traspaso del mando en la Argentina, es hora que se valore la manera en que dichos cambios son llevados en Chile, privilegiando la paz y el clima social frente a las añejas disputas partidistas, un punto positivo entre tantos negativos que se ha adjudicado nuestra clase política…
Luis Enrique Soler Milla