Luis Cruz Martínez: La escuela que logró ganarle al barro
EDUCACIÓN. Dado la magnitud de daños que tuvo por los aluviones del 25 de marzo dudaban que pudiese reabrir este año. Perdieron su sala de computación.
En medio del barro y entre los restos de lo que era su sala de computación, el 1 de junio el director de la escuela Luis Cruz Martínez, Vladimir Labbé indicó que "lo perdimos todo y no creo que alcancemos a arreglar todo este año". A siete meses del aluvión que destruyó gran parte de la escuela, el profesor mira con satisfacción a los pequeños de kinder, quienes juegan en el patio tras el esfuerzo de docentes, directivos y apoderados para habilitar el espacio.
El camino no fue fácil dado que esa madrugada del 25 de marzo, y tras el paso de esa masa de barro y escombros, se perdió un 98% de los implementos de la escuela.
Labbé comentó que gracias a la cooperación de seis colegios se pudo conseguir el mobiliario para implementar las salas y retornar a clases en sus dependencias el 13 de octubre. Cabe señalar que esta comunidad educativa había retomado su año escolar en las dependencias de la escuela Isabel Peña Morales desde el 10 de junio.
La escuela Luis Cruz Martínez tiene una matrícula de 428 alumnos distribuidos en un curso por nivel de 42 estudiantes de primero a octavo básico y además los pre kinder y kinder. En cuanto a la planta son 40 funcionarios entre administrativos y cuerpo docente.
Esfuerzo
Labbé destacó que recuperar la escuela "era una tarea muy difícil, pero con el esfuerzo de todos como los profesores, asistentes de la educación, secretaria ministerial y del Daem se puso harto empeño y fuerza todo el día para esta tarea de sacar mucho, pero mucho barro".
Sobre esos momentos difíciles, el profesional recordó que "la situación fue muy penosa producto de todo el daño que provocó el aluvión en infraestructura, inmobiliario. Perdimos 17 computadores nuevos, el 100% de la sala de párvulo y todo el material que por años tenían las profesoras se lo llevó el barro".
Regreso
Soulin Osorio tiene 11 años y para ella fue "bacán" (sic) volver a clases a su escuela porque en el otro colegio encontraba que estaban "incomodos". La estudiante echaba de menos su sala de clases y aun le da "cosa ver la marca del barro en las paredes".
La pequeña dijo que siente pena al recordar lo ocurrido en marzo porque "pensar cómo quedó el colegio a cómo estaba antes (...) pero estamos bien acá en el colegio".
En tanto Manuel Valderrama dijo que se siente "bien porque en el otro colegio estábamos incomodos y así tenemos más tiempo para estudiar. Además se siente como raro estar en otro colegio y luego volver".
El alumno recordó que antes de la catástrofe estaban practicando con instrumentos de viento porque tenía que salir en un acto del colegio que nunca se realizó. Hoy el joven volvió a practicar porque tendrá su revancha en la licenciatura de los octavos básicos.
Por su parte la profesora de Kinder Yuri Bustos destacó que la emergencia ayudó a unir más a la comunidad escolar y la participación de los apoderados. Sobre los casi cinco meses que estuvieron en otro establecimiento, la docente subrayó que "si bien es cierto era buena la acogida no nos sentíamos como en nuestra casa. Si hay muchas necesidades acá, pero vamos en un buen comienzo y esperamos que se siga regularizando más".
A pesar de que el 30% de la infraestructura de la escuela quedó inhabilitada, su director ya realiza un plan de reparación y ampliación que buscará doblar la capacidad del recinto para tener un lugar más cómodo y con todas las herramientas que los alumnos necesitan luego de lo vivido el 25 de marzo.
"Los niños echaban de menos a su escuela y cuando les dijeron que iban a volver estaban felices".
Bernarda Herrera, Apoderada
17 computadores recién adquiridos perdió el recinto educacional por efecto del barro y agua.
30 por ciento de infraestructura no pudo ser recuperada en la escuela. Los alumnos fueron reubicados.