Ante emergercias: Lecciones aprendidas
Chile en el 2010, contaba con un sistema de detección de tsunamis que solo recopilaba información desde boyas.
El pasado 16 de septiembre, un nuevo movimiento telúrico azotó gran parte de nuestro territorio, con una intensidad de 8,4 grados Richter en su epicentro mar adentro, a 36 km al oeste de Canela Baja, en la provincia del Choapa, con su posterior Tsunami en la costa del país.
Como es costumbre, nuestra primera reacción ante este tipo de eventos es comunicarnos con nuestros seres queridos, y como es normal hubo una gran saturación de las redes de comunicación por voz. Sin embargo, en esta oportunidad se privilegió el uso de mensajería de texto y datos para comunicarse, canales que funcionaron impecablemente. Esto se debe a que el chileno ha internalizado el uso de datos - en vez de voz- en su diario vivir, y en especial en casos de emergencia.
A diferencia de lo sucedido el 27F, la disponibilidad de información rápida, confiable y oportuna evitó que en esta ocasión la tragedia tuviera dimensiones tan grandes en consideración del evento, sus posteriores réplicas y tsunami, en especial en lo referente a pérdidas de vidas humanas.
Chile en el 2010, contaba con un sistema de detección de tsunamis que solo recopilaba información desde boyas instaladas entre 350 y 400 km de la costa. Esto traía como consecuencia que al momento que la boya percibiera el tsunami, las primeras olas ya habían azotado hace rato las costas del país. Además no existía un mecanismo que permitiera predecir un maremoto en los cinco minutos posteriores al terremoto, tal como lo estipula el manual de procedimientos del SHOA.
Cinco años más tarde la realidad es otra, los nuevos sistemas no solo cuentan con telemetría en mar abierto, sino que son capaces de integrar información proveniente de estaciones sismológicas, georeferenciación de fosas oceánicas, y de modelos matemáticos analíticos que permiten interpretar los datos y simular al instante la situación a suceder en el corto tiempo.
Además, en esta oportunidad este tipo de información no solo fue accesible a autoridades y personal especializado, sino que mediante su difusión por diversos medios y redes sociales, llegó a millones de personas en forma casi inmediata. Debido a que Chile es un país sísmico, recomiendo seguir vía twitter a @reddeemergencia, @sismoguc y @sismos_chile para estar continuamente informado.
Nahur Manuel Meléndez Araya
Magíster en Ing. Informática y Académico Universidad de Atacama