Saladinos intentan reconstruir su pueblo
EMPUJE. Las historias de los pobladores que a medio año del aluvión luchan por recuperarse.
En medio del llano que quedó luego de que una columna de más de 300 metros de ancho y tres metros de altura arrasara la localidad de El Salado, hoy sus pobladores intentan ponerse de Pie.
Eduardo Daneris vio como en un abrir y cerrar de ojos su vida cambió radicalmente. El vecino de El Salado se desempeñaba como funcionario de la empresa Ferronor, en la planta de ácidos de la localidad. "Son recuerdos muy fuertes los que vienen a mi mente. El aluvión no solo se llevó la vida de gente muy querida para nosotros, se llevó además nuestras pertenencias, las cosas que por años luchamos para tener, nuestras casas y no solo eso, también se llevó nuestras fuentes de trabajo". Actualmente Daneris debió cambiar de rubro, por lo que junto a su familia instalaron un quiosco de comida al paso con el que buscan generar recursos para subsistir.
El poblador, quien además es miembro de la única compañía de Bomberos de El Salado, se emociona al recordar. "El Salado fue arrasado, acá perdimos a cinco personas de la comunidad donde todos nos conocíamos y nos teníamos cariño" dice el hombre conteniendo las lágrimas.
Hoy, según el vecino El Salado quedó dividido en dos. "El agua se llevó todo; casas, sentimientos, poblaciones, comercio, historias, vidas, y nuestro pueblo quedó dividido emocional y territorialmente. Pese a eso nos intentamos levantar".
Quienes pasen por café, completos y bebida serán los compañeros momentáneos del emprendedor, que junto a su familia atenderá el negocio.
Otra de las historias que conmueven en El Salado es la de Adán Piñones, quien a sus 76 años ha vivido 40 en el lugar. "Un gato, una gallina y un gallo fue lo único que se pudo salvar", dice el anciano al recordar el momento en el que pasó la columna de barro. Lo relata de pie en el sitio baldío donde estaba ubicada su casa. Dos añosos árboles marcan parte del terreno donde estuvo su hogar por más de cuatro décadas.
El lugar era conocido en El Salado porque Piñones tenía gran cantidad de animales. Cabras, gallinas, patos, conejos, canarios, perros y gatos eran la alegría de este adulto mayor que hoy vive en una de las casas de emergencia que se instalaron en la localidad afectada. "Hemos tenido harta ayuda. Hoy mi señora, mi hijo y yo estamos viviendo en una casita que nos entregaron. Es chiquita, pero ahí estamos juntando algunas cositas de lo que quedó en los escombros para ampliar un poquito y poder tener a los animalitos que quedaron por ahí".
Piñones comentó que le hubiera gustado volver a construir en el mismo lugar. "Acá estaba nuestra historia. Yo tengo 70 años. Y qué le vamos hacer, hay que empezar de cero. Ya nos dijeron que acá no se puede hacer nada porque es la zona roja y puede caer otro aguacero".
El hombre agrega que les han informado que harán un relleno y que pondrán el comercio ahí, en la calle central. Piñones ya se conformó con emigrar del sitio, pero no de El Salado. "Esperemos que las cosas mejoren de a poco" agregó.