Calderinos recordaron 01 de noviembre con gran reflexión
caldera. El cementerio local congregó una gran cantidad de visitantes quienes también participaron de la misas.
Una gran cantidad de personas se congregaron en el cementerio de la comuna de Caldera que además es Monumento Nacional para visitar a sus difuntos convirtiendo la jornada en una celebración, ya que la tradición católica de conmemorar el Día de Todos los Santos permite a las familias reunirse en esta fecha.
Un intenso aroma floral y desfile de flores de diferentes colores acompañó a una gran cantidad de personas que recibió el Cementerio de Caldera durante la jornada quienes a partir desde las 07 de la mañana que abrió sus puertas, recorrieron cada uno de sus rincones para limpiar y hermosear los sitios en donde descansan eternamente los restos mortales de sus seres queridos.
La encargada del cementerio local, Mayza Soza, añadió "Hemos estado desde hace mas de dos semanas trabajando para esta ocasión, en donde recibiremos muchas más personas de lo habitual que llegaran a nuestro cementerio, también coordinamos con el padre Juan Barraza para la tradicional misa que se realiza en esta ocasión".
"Nuestra madre lleva más de tres años sin nosotros, siempre estamos visitándola, ya que nosotros somos de Diego de Almagro, estamos con la esperanza de que están con Dios y que nos reencontraremos algún día", señaló, Verenice Mansilla, "quizás por nuestra madre o parientes que han partido antes y ha sido muy complicado pero Dios sabe por qué hace las cosas".
Y es que acudir a los camposantos no sólo simboliza demostrarle a ese padre, madre, abuelo, sobrino, hijo, sobrino, nieto, tío, amigo que aún mantienen vivo su recuerdo, sino también es la oportunidad de unir a las familias en un día cargado de nostalgia, pero, además, es una instancia donde entre la multitud que recorre los cementerios, decenas de parientes se reencuentran tras meses o incluso años en un fraternal abrazo.
MISA
Al comenzar la misa se dio a conocer el siguiente mensaje "Los santos no son superhombres, ni nacidos perfectos, sino son como cada uno de nosotros, son personas que antes de alcanzar la gloria han vivido una vida normal, con alegría y dolores, cansancios y esperanzas, los que los hace diferentes ante el inmenso amos de Dios, lo han seguido con todo el corazón, sin condiciones ni hipocresías, han dedicado su vida al servicio de los otros, han soportado el sufrimiento y adversidades sin odiar y respondiendo al mal con bien, difundiendo alegría y paz.