Mañana se realizará un acto litúrgico y entrega del terreno del proyecto 'Restauración Iglesia Nuestra Señora del Carmen' en Chañaral', invitación que está cursando la primera autoridad regional en conjunto con la autoridad comunal. Esta loable iniciativa se suma a otras que se han implementado en Atacama.
Particularmente estoy de acuerdo con las políticas que apuntan a salvaguardar nuestro patrimonio, sea en el ámbito natural, arqueológico, histórico, arquitectónico o de otro carácter.
En este caso se trata de restaurar un templo católico que data de 1864 y que está deteriorado, especialmente, en su techumbre.
Según el diccionario de la Real Academia Española, 'restaurar' significa 'reparar, renovar o volver a poner una cosa en aquel estado o estimación que antes tenía', lo que indudablemente no ocurrirá con este templo, ya que arquitectónicamente es muy distinto al original.
El meollo del asunto es que los vecinos entienden que este templo requiere de una urgente reparación en sus endebles estructuras, pero también es cierto que en las instancias de participación ciudadana, en la que se sumó el alcalde y su concejo, la consultora contratada no recogió las sugerencias para llevar a cabo esta restauración con dispendiosos fondos públicos. Si bien no se requirió la restauración de su frontis, al menos se solicitó atender que fuesen incorporados los arcos semicirculares en su fachada y que se mantuvieron por casi 100 años.
Los argumentos dados por el arquitecto capitalino no satisficieron a los gestores de la cultura local, lo que hice presente con probados antecedentes en una columna escrita en este medio de prensa en febrero del 2011.
Esos tres arcos curvos que por casi cien años fueron parte de nuestra tradición y de nuestra identidad, y que guardaban armonía con los arcos de la casa contigua construida en 1904, creando un conjunto unitario que los identificaba con la expresión arquitectónica de los puertos del norte, opinión que comparten connotados arquitectos, se espera sean restaurados.