Estamos preparándoles para ello, estamos creyendo en ellos, afianzando su liderazgo.
Han comenzado las clases y la vida universitaria moviliza a cientos y miles de estudiantes , imposible en esta primera reflexión no recordar nuestra propia historia en la enseñanza superior y a quienes hemos tenido la suerte de estar en más de una de estas Instituciones resulta aún más interesante, por el análisis comparativo de aciertos y debilidades.
Creo entender profundamente a quienes por opción personal están en la academia y especialmente a quienes tenemos el privilegio de acompañar a quienes ejercen la labor pedagógica en diferentes disciplinas de la Enseñanza superior y específicamente a quienes inician o están finalizando su formación docente, no solo en el fortalecimiento de sus competencias para ejercer con eficacia y eficiencia su labor, sino, para raciolanizar y sensibilizar conceptos que son fundamentales a la hora de la toma de decisiones, como lo es vincularse al mundo de la academia, conceptos urgentes para poner en práctica de inmediato: Liderazgo , movilizar a los alumnos, revolucionar las aulas, profesionalizar la profesión…
Cuando los estudiantes escuchan de un docente estas palabras llenas de pasión y energía, analizamos que los líderes energéticos, dinámicos, pujantes, aplicados ,perseverantes son requeridos con urgencia en la educación y que difieren de reflexiones más usuales y casi un discurso añejo y de tiempos en que la tiza y el pizarrón se asociaba a la imagen lúgubre de un oscuro maestro de terno desteñido y con cara de estar pasándolo horrible , donde pareciera que el tiempo se había detenido en él. Aquel hombre mal llamado apóstol de la Educación y por supuesto sabido por mis alumnos, mi rebeldía absoluta ante esta comparación, los educadores son profesionales de la educación, para ser justos lo son aquellos que permanecen en la educación continua y que cada vez que se enfrentan a un grupo de estudiantes sin importar su edad cronológica les hacen sentir que si quieren, pueden alcanzar sus sueños y las metas que se propongan.
Movilizar las aulas, revolucionar el statu quo en las metodologías, considerar el contexto, son parte del éxito profesional de la vida académica.