Este podría ser el enunciado de un artículo sobre Valparaíso, pero no…es sobre nuestro querido Copiapó. Cómo, dirán ustedes. Pues bien, es esa otra cara de nuestra ciudad, esa que no conocemos o que no queremos conocer. Lugares como Chanchoquín, Cartabío, Rosario. Lugares comúnmente estigmatizados por razones sociales pero que encierran un atractivo urbano digno de la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Claro que realmente hay que ver esos lugares con los ojos del arte, ya que para el ciudadano común no pasan de ser rincones sucios o marginales, pero encierran una gran posibilidad de desarrollo turístico, si se pusiera en valor la riqueza de sus escaleras, su relación con los cerros y sus vericuetos llenos de sentido barrial, propios de nuestra idiosincrasia.
Copiapó es una ciudad llena de historia, esa que pone en valor a los héroes de Atacama, las Carmen Vilches y los Manuel Antonio Matta, pero también debe ser una ciudad de historia presente, de esa que construimos día a día con el esfuerzo y compromiso de todos. Estos barrios abandonados o escondidos, bien podrían convertirse en atractivos para quienes nos visiten, si los llenáramos de colores y arte urbano. Fachadas que llenasen de colorido y alegría los cerros de Copiapó; escaleras que pudieran mostrar grandes y preciosos mosaicos que iluminasen el pasar de las personas; vericuetos que pudieran transformarse en pequeños rincones con murales y esculturas para el disfrute de los niños. Es una idea que en más de alguna ocasión la hemos conversado con algunos cercanos, bajo la premisa que una ciudad se viste y se presenta tal como lo hace la más hermosa de las musas.
Pienso que sería posible mejorar la calidad de vida, la seguridad ciudadana y el entorno social, si nos preocupáramos (es decir, nuestras autoridades…ups) de mejorar nuestros barrios y poner en valor la manera en que le fueron ganando al cerro y a la loca geografía de nuestra ciudad. No costaría mucho (no es caro), pero parece que cuesta (esfuerzo) que algunos piensen realmente en buenas formas de hacer ciudad.
Los invito a recorrer esta mágica y sorprendente urbe, esta de la que me enamoré y que he aprendido a querer y respetar. A lo mejor se llevan más de una grata sorpresa.