Chañaral de Aceituno espera más de 32 mil visitantes
Hace años ya que Chañaral de Aceituno dejó de ser esa pequeña y solitaria caleta de pescadores de hace más de una década. Hoy, el pequeño poblado costero ubicado en el límite sur de la región, al que se puede llegar desde Domeyko, a 80 kilómetros hacia el oeste, se ha convertido en uno de los destinos turísticos más cotizados e interesantes de Atacama.
Y es que la temporada de avistamiento de cetáceos se instala como uno de los principales ganchos que posee el lugar, que cuando se conoce, termina cautivando por una serie de atractivos que el mismo sector posee. Son estas condiciones las que el año pasado permitieron que alrededor de 30 mil turistas llegaran a la zona. En la caleta, esperan que la actual temporada, que se extiende más allá de marzo, culmine con cerca de 32 mil visitantes.
Esto, a pesar que el mes de enero fue un poco "lento", como reconocen algunos operadores de la caleta, sin embargo, la dinámica cambió a partir de febrero con los veraneantes chilenos, a los que se suman visitantes de distintos puntos del planeta.
Desde Santiago, especialmente, llegan turistas que han conocido de los atractivos de Chañaral de Aceituno sobre todo por reportes de prensa y reportajes sobre el avistamiento de ballenas y delfines. A ellos se suman turistas de Europa y Estados unidos, quienes visitan la zona por intereses turísticos y científicos, gracias a la promoción por contacto que se da respecto a la caleta.
El verano, y particularmente la temporada de avistamiento de cetáceos en Chañaral de Aceituno está caracterizada por una serie de alternativas. En otras palabras, no sólo se trata de recorrer la zona de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt para apreciar el espectáculo natural que ofrecen las ballenas.
Los amantes del buceo, por ejemplo, encuentran en el lugar uno de los destinos más interesantes para la práctica de esta actividad. De hecho, se reconoce a las costas de la caleta como el lugar más importante en cuanto a diversidad de especies marinas, después de la isla Juan Fernández, con aguas limpias y cristalinas que facilitan la práctica de esta especialidad.
Así lo reconoce César Villarroel, quien está encargado del centro de buceo en Chañaral de Aceituno, y al que llegan turistas, desde niños hasta adultos, interesados en aprender y conocer sobre la vida marina que existe en el litoral.
La comunidad de la caleta cuenta con el apoyo de la Fundación PES (Participa, Emprende, Sorprende) que se conforma por lugareños y "vecinos de adopción", quienes han llegado a emprender y apoyar emprendimientos propios del lugar.
Este esfuerzo ha permitido gestiones tendientes a crear ferias artesanales, campings, restaurantes y hoteles, además de mejorar las condiciones de los mismos operadores encargados de los tours de acercamiento a las ballenas, quienes hoy cuentan con motores de última generación para sus lanchas, los que tienen un bajísimo impacto sonoro y de emisiones al medio ambiente.
Sin lugar a dudas, las estrellas de la caleta Chañaral de Aceituno son los cetáceos, las ballenas y los delfines que se encuentran en la costa. Las ballenas utilizan esta reserva para hacer un "alto" en su camino que recorren por la corriente de Humboldt, un alto que les permite descanso y alimentación, especialmente cuando están junto a sus crías.
Más de una decena de especies de ballenas han llegado o se han visto en el lugar, pero en estos momentos, según cuenta Carlos Aguilar, de la Fundación PES, son tres las que se están particularmente presentes y han sido observadas: ballenas Jorobadas con crías, dos Azules, y ballenas Fin. A ellas se suman los delfines que por momentos, se dejan ver con sus espectaculares nados y piruetas.
Las visitas se realizan en botes especialmente acondicionados, con capacidad para diez personas. El recorrido tiene un valor de Cien mil pesos, y se puede hacer llenando la embarcación con diez personas o con menos, que paguen el valor del tour.
Existen 20 botes que realizan los circuitos turísticos, los que cuentan con motores de última tecnología, apoyados por Corfo, Sercotec, Fosis y la Fundación PES. Son los protagonistas de la invitación a conocer las maravillas de la naturaleza en esta zona.
Los años que han pasado al alero del desarrollo turístico, han hecho que las posibilidades que ofrece la caleta Chañaral de Aceituno hayan crecido en beneficio de los turistas, y también de los mismos lugareños que se han reconvertido a esta industria. De acuerdo a estimaciones de la Fundación PES, en el año 2004 había 30 camas. Hoy son cerca de 200, a lo que se suman tres restaurantes y dos locales de comida rápida.