Desde hace varios años, más bien unas cuantas décadas, el debate de la ideas ha perdido fuerza en Chile. Esto se vuelve relevante y cobra mayor fuerza a la hora de mirar lo que nos ocurre como país. Hemos progresado económicamente, según se puede apreciar al revisar los indicadores tradicionales, como el Producto Interno Bruto (PIB) o el Ingreso Per Cápita.
Estas cifras, sin embargo, ocultan dramas como la desigualdad y la concentración de la riqueza. Fíjese Ud. que en Chile, el 0,1 de las personas obtienen ingresos mensuales de varias decenas de millones de pesos y son dueños de más del treinta por ciento de la riqueza nacional. Por el otro lado, más del cincuenta por ciento de las personas no logra superar el Ingreso Mínimo.
Este botón de muestra, nos permite ir a la pregunta de fondo. ¿Cómo hemos llegado a esto?. Una de las respuestas, a mi juicio, es la falta de debate. Desde los tiempos de la dictadura se instaló un ambiente de acatar, sin confrontar, lo que la autoridad dice. Luego se refuerza con los argumentos de los expertos de turno y los medios de comunicación. De alguna forma lo que se publica y lo que aparece en la pantalla del televisor, viene adornado de una suerte de fortaleza adicional.
Romper este círculo de poder es casi imposible. Pero es muy necesario. Tiene que ver con todo esa forma de legitimidad que instaló el modelo económico vigente en Chile, que hace que lo más substantivo del mismo, como la iniciativa privada, la publicidad, la competencia, la libertad económica y el acceso a toda clase de bienes, han llegado a ser una suerte de estado natural o la única forma en que las cosas son posibles.
Pero eso no es así. La prueba más evidente, son los abusos de toda índole de que somos objeto por parte de las empresas; la mala calidad de la educación; el fracaso del sistema previsional; las bajas remuneraciones de la mayoría de los chilenos, para citar sólo algunas.
Por eso y por muchas otras razones, hay que abrirse a debatir, incluso la Constitución Política y el modelo educacional. ¿Estado subsidiario o Garante de derechos?. ¿Educación pública de calidad?. ¡Esos son los temas!.